Oigo ruidos y bulla de feriado.
Los hombres cantan a su complacencia.
Las muchachas suscitan apetencias carnales
dentro de sus mínimas minifaldas.
No es noche de averiguaciones:
Cualquier complicación es echada fuera.
Hombres y mujeres hacen acuerdos
de colocarse el uno al lado del otro
y terminar la noche en un amor sofocante.
Los olores superan al olfato
y los gustos superan a las papilas.
Cada quien se mece en su trapecio ilusorio
y se siente osado e imponente.
Las golfas ya preparan sus tretas
y se intercambian vasos y grageas.
En los molares va extendiéndose el éxtasis
que prosigue a una sonrisa inmediata.
Algunos se desternillan en sí mismos
y caen pesadamente en su falsía.
Es feroz el intercambio de falacias
que alcanzan a ver mis ojos ya mellados.
Abunda libertinaje y berrinche
y las damas se entregan a cualquiera bajo los apamates.