Santiago to night
Publicado en Apr 06, 2009
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Santiago está mal. El otro día iba en la micro y me di cuenta. No es que no me guste Transantiago, me gusta Transantiago, yo no sé por que pero soy una de las pocas personas a las que le gusta el sistema, y es que ahora – ejem, ejem – todas las micros me sirven. Sí, suena feo, lo sé, pero es verdad, puedo estar a la chucha del mundo y en cuatro micros llego a la casa. Pero últimamente no quiero llegar a la casa, mí casa, la casa de mis padres; a fin de año cumplo 18 y ya no tengo excusas para seguir bajo ese techo, por que llegan los 18 y se termina cuarto medio al mismo tiempo. Quizás tenga cuartitis, quizás Santiago tampoco quiere llegar a su casa ¿Dónde tendrán su casa las ciudades? ¿Ó serán ellas mismas sus propias casas?
Santiago, la ciudad caracol.
Bueno, iba en la micro, pasando por la estación Central, y vi a un cabro chico lanceando en plena Alameda. Instintivamente me lleve las manos al bolsillo, a las monedas. Fue una revelación. Me dije “cómo tan tonto, cómo no caché antes” y me reí solo y la gente de la micro me miró raro. Después me puse serio por que no es tan gracioso descubrir que hay una conspiración satánica en Chile. Es cosa de sumar todas las monedas que hay en circulación:
500 + 100 + 50 + 10 + 5 + 1 =
666, el número de la bestia. Y no me vengan con eso de que los billetes no suman ningún numero satánico (suman 38.000) porque yo todavía no encuentro una razón para haber cambiado el billete de $500 por una moneda, la única razón que calza es que el cambio se hizo para que la suma del number of the beast fuera posible.
Días después iba caminado por San Martín con San Pablo y entre a un local a comprarme un litro de leche chocolatada. Dentro del local estaban hablando el vendedor y un cliente, posiblemente se habían conocido hace mucho tiempo en noches de jerga y prostitutas, por que tenían una manera muy relajada de hablar, que cambio cuando entré yo. Inmediatamente el cliente, que no hablaba con acento santiaguino, quiso pagar lo que iba a llevar, y sacó un billete de $500. Yo abrí los ojos, no era posible, frente a mis ojos, ahí. El vendedor abrió los brazos excusándose, no se los puedo recibir, esos ya no se usan, ¿y qué hago?, llévelo al banco. Yo se lo compro, dije. El vendedor me miró, sonrió agradecido, el hombre me pregunto a cuánto.
––A $500 – dije yo.
Me quedé sin plata pa’ la leche, pero estoy seguro de que me gané algún tipo de protección espiritual al comprar el billete. Es como la paz momentánea que me dieron las bendiciones del Parque Forestal Yo iba a leer el tarot al parque, los domingos, al atardecer, a la bohemia hecha feria.
Feria.
Todo comenzó con música y malabarismo, buena onda, arte callejero, todo en el espíritu alternativo. Obviamente la verde no tardó nada en llegar, ese es el problema, la verde, sus derivados y la blanca. Después llegaron los niños alternativos y los punkies que no tenían pa’ tomar, fumar y volarse como el ambiente lo exigía y empezaron vender sus cosas. Se armó la feria, el caballo es el punto de referencia, el Bellas Artes un lugar para mear. La cosa empezaba temprano y terminaba a eso de las nueve, pero algunos nos quedábamos hasta las diez o más, es que la noche era tranquila, preocupantemente tranquila. Recuerdo a un rasta que pasaba dando sus bendiciones a todos, recuerdo a Andrés y sus runas y sus yerbas ojos claros pelo corto escape a Alemania, recuerdo a Betancourt y su tirada, su crónica en pago, una semana después alguien me volvió a hablar de la okupa de República así que me sirvió escucharlo, recuerdo los diez años de diferencia que entre él y yo, que a sus padres no le gustaba la homosexualidad de su hijo. Homosexuales, vi montones de gays, lesbianas y bisexuales caminando libremente de la mano, Lemebel dice que en Nueva York los maricones caminan de la mano en cualquier lado, no necesitan un Parque Forestal para soltarse las trenzas. También he visto a Lemebel en el parque, pero no le hablé nunca porque no había leído Tengo miedo, torero y no estaba convencido de que escribiera tan bien. La historia sigue con tráfico, microtráfico, danza, música, ruido, vecinos molestos, pacos y cabros subidos a la rastra a esas preciosas micros verdes.
Verdes. Los militares visten de verde. Aquí está lleno de militares, en este cantón de reclutamiento, también está lleno de uniformados de uniformes disímiles, muchos colegios no tienen estudiantes en clases por que mañana es el último día para sacarse el servicio y como buenos chilenos somos hartos los pingüinos haciendo los tramites a ultima hora.
Pingüinos, Cortázar y el pingüino turquesa en las calles de parís, tuve tiempo para terminar de leer El libro de Manuel esperando que llegara mi numero, el 262, ya que el tiempo transcurrió lentamente entre my number (the other number of the beast) and the 140, honorable numero en que empecé a esperar las más de tres horas que esperé.
Pingüinos. Una de las razones por las que me saqué el servicio es por que con el puño en alto grité consignas comunistas durante la revolución pingüina, versión 2006 y 2008, Allende vive y pacos culiaos cafiches del estado, compañeros, que se creen estos milicos que voy a estar metido siguiendo sus órdenes.
El papá de la Nico era militar, pero se salió por que estuvo en los helicópteros que tiraban gente al mar. Gente = detenido desaparecidos. Después de retirarse llevaba gente en su taxi, con la conciencia mucho más tranquila. Murió este año. Todo el curso fue al velorio, y en el silencio de la ceremonia nos sentimos cuarto medio.
Para todos ha sido un lío buscar pareja para la gala, algunos no tienen, otros se quedaron sin pareja, un par tuvimos que cambiar, etc. Faltan 4 semanas y estamos todos cruzando los dedos para que todo vaya bien, con la gala y con el embarazo de la Vale, que llega a su fin una semana antes de la dichosa ceremonia. Isidora, la sobrina del curso, nacerá a fines de Noviembre. Me pregunto si Santiago tendrá hijos, cabros chicos a los que mantener, quizás por eso la mala cara, nunca se sabe, Melipilla quizás, Talagante de ultima. Yo, que soy un soltero empedernido, voy a ir con una amiga. Creo que los cabros van a llevar a sus cachorritas de primero medio, sus “fans”, las minas que se han comido entre todos. Al menos nadie se enoja con nadie, por que ese es su juego y está en las “reglas” el no enojarse. Yo... se me han arrojado cabras chicas de séptimo (¡séptimo!) en adelante y no me llaman la atención, muy niñas, para qué.
Santiago está mal, asándose, Pudahuel es un horno donde el sol pega fijo y parejo, ésta primavera parece verano, no hay descanso ni en las noches, noches, to night, Santiago to night, me quedó bastante buena esa presentación en power point, tanto que después de verla otro grupo me copió el formato. Llena de fotografías de Santiago, tomadas en la noche, en lugares vacíos, lúgubres, y en las grandes avenidas, en autopistas iluminadas por autos a velocidades prohibidas, en la fuente de agua del metro Salvador, todo acompañado de la canción principal del soundtrack de Taxi driver, con una ejecución de saxofón espectacular y pequeñas reflexiones sobre la vida nocturna y la falta de sueños, esperanzas.
El año pasado, por cosas del colegio, fuimos como curso a Mendoza. Hubiéramos podido pasar drogas hacia Argentina de haber querido, pésimo el control de los che. La Vale, cuando uno la saludaba, por toda respuesta decía “bendiciones” y hacía un “amor y paz” con la mano. A la vuelta nos toco un paro del servicio aduanero chileno y estuvimos más de 6 horas parados al sol de la cordillera en verano, en unlugar perdido de Uspallata. Una vez en el terminal de buses los fueron a buscar a todos menos a mí. Me fui con la Nico, nos vino a buscar su padre. Fue una de las pocas veces que lo vi. Todas las constelaciones brillaban en el cielo de esa noche.
Mis amigos me dicen que me falta una mina, mis amigas también. Yo digo no encuentro, no resulta. Y pienso en Santiago, tan solo, tan aislado, ahí tenemos a Coquimbo y la Serena acercándose cada vez más, los tortolos, y Valparaíso y Viña del Mar, que de tanto coquetearse se juntaron en una sola ciudad, son inconfundibles, es un tipo de fusión tan profunda que ningún orgasmo humano lo podría igualar, ni el abrazo más desgarradoramente apretado comparársele, por que ya no se sabe cual es el límite entre una y otra ciudad, y los humanos por mucho que los deseemos no podemos superar la barrera de la piel. Sólo la sangre rompe la barrera de la piel y eso no es grato, sino preguntémosle al tipo que está tirado en la calle, o al operador de Transantiago, o al reguero de dos metros de sangre que nace en la cabeza del caballero. Sí, me encontré con un accidente a la bajada de la micro. Pero no importa, Las Rejas es una avenida bastante pro desde que la arreglaron para el nuevo sistema de transporte y ningún manchón de sangre me la va a venir a ensuciar.
Ya es de noche, to night I walk.
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Descripción

Un adoslecene caminando por santigo, la inminente salida de cuarto medio nos lleva a numeroso flash back

Palabras Clave: santiago condorax cronica urbana revolucion pingina servicio militar

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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