Diabla cautelosa
Publicado en Nov 23, 2009
Conocí a una diabla cautelosa.
Quincenalmente se pintaba las canas. Se hacía pasar por risa tierna y por pináculo de toda algarabía. Albergaba en ella un extraño animal que pedía sangre al arrastrarme a la cama. Parecía hembra grácil y era aberración. Su piel tenía el color casto del alabastro. Le rezaba a un séquito de ángeles pero no hallaron en ella mansedumbre. Con sus labios llegó a humedecerme y en furor ciego casi nos desmembramos. Me deletreó la palabra " amarte " y conjugóla en tiempos imposibles. Una tarde me dejó en el olvido y se perdió en su sombra imponderable. El tiempo la irá desarticulando pues tendió lazo a mis pies y a mi alma y me obligó a quererla sin sentido.
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