La noche rueda sin pena sobre los sirvientes.
Trunca sus cuerpos en formas lúdicas.
La noche esconde el infortunio del infame
y cubre a los amorfos desafortunados.
La noche va absolviendo a las bestias.
Va borrando garabatos y enterrando conventos.
La noche es un simple manto oscuro:
Pasan jinetes con sus deformidades.
Pasan jibas y jorobas multiformes.
La noche exilia al raído carpintero
y hace dormitar a sus herramientas.
La noche transmuta lo húmedo en seco
y deja pasar ecos impenitentes.
En la noche se mueve lo siniestro
y prospera el delito y la desgracia.
Pero también se besan los mancebos
y vuelven a sus fueros los desaforados.
La noche no absuelve como el día.
Pero tampoco es un hecho que condene.
Yo en ella me pierdo en mis olvidos
y vuelvo a besar a las damas que me abandonaron.