Licenciosa.
Publicado en Nov 27, 2009
Te detesto tiernamente licensiosa
por todo el amor que me hurtaste y robaste. No me entregué a ti en segmentos. Rompiste mi corazón en trozos con tu escalofriante hacha budista. Dragaste sobre mis clarinetes y te llevaste el inicio de mi canto. Quedé desencantado de ti y de tus celebrados aspavientos. Yo me quemé en tus espejos y me agrieté en tu bizarra boca creyéndote una instancia sagrada. Te creí acuática y entera y melena abundante delante de mis ojos. Pero solo pasabas casualmente cazando y rompiendo almas y corazones. Ya recibí la elemental cachetada de tu adios y el yerbajo estúpido de tu impávido silencio.
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Richard Albacete
Mara de la Paz Reyes de Langella