Me sentía agobiado entre la montaña de deberes que tenia por hacer. Mi habitación era fácilmente confundible con una auténtica leonera y mis libros de texto andaban desparramados entre la mesa y la cama. La mochila yacía entreabierta en el suelo muy cerca de la puerta y se adivinaban parte de las libretas en su interior.
Estaba reclinado con cara de pocos amigos en la silla frente a mi mesa de trabajo, y en uno de esos avistamientos rápidos que mis ojos realizaban, divisé junto a la almohada la agenda escolar que contenía el dietario de todos mis males y obligaciones. Ni que decir tiene que me dolía todo el cuerpo solo de pensar en levantarme y mirar cual era el suplicio que tocaba esa tarde.
La tentación la tenía allí mismo frente a mis ojos, la prohibición de encender el ordenador para jugar en línea seguía vigente por mis malas notas, y si no conseguía mejorarlas, lo eliminarían definitivamente de mi cuarto. Así que me levante desganado y resignado arrastrando los pies para buscar la agenda. La abrí para mirar lo que tenia pendiente, y leí una nota que no reconocí haber escrito a pesar de ser mi letra.  "Puedes jugar toda la tarde que yo haré tus deberes".
Fruncí el ceño intentando descubrir quien estaba detrás de esa broma, seguro que era alguno de mis colegas dándoselas de graciosillo, así que deje de perder el tiempo y busqué los ejercicios que tenia marcados. La libreta de matemáticas asomaba por debajo de la cama, la recogí y al abrirla por la página correspondiente descubrí que las ecuaciones estaban ya calculadas.
Una a una, fui repasando todas mis tareas y descubriendo incrédulamente que todos mis deberes estaban hechos. Incluso al abrir el libro de Historia,  la lección que tenia que prepararme para el examen parcial, venia a mi cabeza sin ninguna duda como si hubiera estado estudiándola toda la tarde. 
Mis ojos todavía incrédulos se dirigieron hacia la pantalla del ordenador que ejercía una atracción poderosa sobre mí, acerque mis dedos al botón de encendido y por fin esta cobró vida.  Un icono en 3D de lo que parecía un juego  hasta ahora desconocido apareció en el escritorio virtual  girando sobre si mismo y mostrándome todas sus caras, su nombre era "La Agenda Escolar". Parpadee un par de veces por si mi vista me estaba engañando y creía ver alucinaciones pero el icono permanecía allí, exhibiéndose ante mis ojos invitándome a adentrarme en él.
Decidí averiguar cual era su contenido y lo abrí intrigado. No tuve tiempo de nada, al momento me sentí capturado por el juego, corría sin descanso por las hojas de la agenda dejando los meses y los años atrás en una frenética carrera hacia el futuro. Ella iba cerrando las páginas tras de mi como si de una losa se tratara, y con ello la posibilidad de mi retorno para poder tener la oportunidad de enmendar así mis errores. Me sentía acorralado por ella, pero no podía permitir que mi vida se convirtiera en una colección de páginas en blanco.
Un ruido atronador me hizo volver a la realidad mientras le propinaba un manotazo al despertador. Note el latido de mi corazón en las sienes y alivio al comprobar que todo había sido un mal sueño y por fin pude respirar aliviado.
Mientras arreglaba la mochila para ir a clase, tuve la sensación de estar siendo observado y me gire lentamente. La agenda escolar descansaba sobre mi silla y parecía estar ocupando desafiante mi lugar. Me acerque con cierta inquietud, y al intentar recogerla ésta se abrió con un revoloteo de hojas por el día de hoy, pero sólo pude alcanzar a leer un inquietante mensaje...
"Voy a vivir tu vida".