Deja el mugroso
Publicado en Nov 30, 2009
Deja el mugroso la banca o la banqueta
y entra sin bregar mucho a la iglesia. Proclama subyugarse ante Dios por un plato de lentejas o algo de alpiste. Pero los santos ni siquiera lo ven: Para ellos él es formal estadística. Todos han cesado de ser buenos. Se han vuelto espesos y reservados. La iglesia se encuentra desolada y han desaparecido sus costosos costados. Este pobre no es más que un sueño que tiene por tesoro una rota calceta y duerme tejido en un desierto a la sombra de los cáctus y los espinos.
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