Travesura de Cupido
Publicado en Dec 01, 2009
María cruzaba la plaza esa mañana tibia de Buenos Aires, su pelo rojo y mojado brillaba al
sol, igual que la pelusa rubia de sus piernas perfectas. Juan, que sentado en un banco la ve pasar, siente que como un imán lo atrae, y la sigue, cerca, tan cerca que lo envuelve su perfume amaderado. Mientras observa cómo la seda azul del vestido ondula en su cuerpo, se cruzan las miradas clavándose en sintonía. Una casi sonrisa juguetea en los labios de María, y ya caminan juntos... sus corazones al compás...la magia los envuelve y ya no queda nada en esa plaza, ni los niños... ni los pájaros... ni una flor. Entran en la casa rodeada de muy pequeñas flores azules, y es el viejo árbol del fondo que les sirve de cómplice cobijo. El sol, espiando entre las hojas, vuelve dorada la piel de María y diamantiza en su garganta una gota de lluvia caída de cualquier parte. Aguardaba el vestido azul... majestuosa flor entre las pequeñísimas azules. Juan termina su trabajo diario y ya en su casa enciende el televisor. Una noticia lo paraliza: -"Famosa bailarina clásica pierde la vida en accidente aéreo" María sonreía desde la pantalla. No volvería a verla. -Juan! Su mujer lo llamaba.
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