La noche se derrumba en estepas.
Los astros son estopas incendiadas.
Un frío recorre en pleno mi ser velloso
y entra por las grutas de mi cráneo.
Las estrellas son arenas blancas que titilan
y se constituyen en enjambres magnos.
Yo soy un nodo más en el yermo
atado a mis pequeñeces y costumbres.
Quizá haya lebreles que me miren
o espadachines que me aguarden cuchicheántes.
Sé que en este momento sólo soy un punto
que gravita en el espacio ingrávido
y trata de resistirse a la marejada sideral
aunque termine siendo arrojado como paja.