Sangre de chocolate (parte 4)
Publicado en Dec 08, 2009
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El tiempo pasaba y pasaba como si nada hubiese sucedido, después de un tediosos proceso de investigaciones y entrevistas con los criminólogos de la Central de Policía de Louisiana, no hubo mas que hacer, las declaraciones eran las mismas y todos coincidían el algo: Ethan había salido voluntariamente de la tienda y no lo habíamos vuelto a ver.
La parte que mas recuerdo esa noche después de que llegaron mis padres fue cuando lo hizo la madre de Ethan: Anna, llegó en su carro último modelo totalmente enloquecida; la policía trató de calmarla pero sin éxito alguno. Pero ¿quién en sus cinco sentidos estaría tranquila?. Ethan no tenía padre, ya que éste se había ido con otra mujer hacia casi 10 años, el chico apenas tenía 6 cuando vio a su padre por última vez.
Como decía, el tiempo pasó, las horas se transformaron en días, en semanas, en meses... habían pasado casi cuatro meses desde que había oído la risa de mi amigo, la desesperación aumentaba cada vez que su resplandeciente rostro aparecía en mis pensamientos; no podía apartar mi memoria de los rasgos perfectos de Ethan: de sus ojos azules intensos, de su sonrisa pícara y divertida, de su piel sonrosada en las mejillas, de la forma en que su pelo rizado se movía cuando llovía.....
Perderse en los recuerdos, eso era lo único que yo sabía hacer bien, a veces me perdía en aquellos momentos tan hermosos que pensaba que no pudieron haber sido reales, tanta felicidad no podía haber existido; pero los videos tomados por mi càmara,y las imágenes que tenía en mi computadora y en mi celular me traían de vuelta a la realidad como diciéndome "Estùpida, claro que un día fuste feliz" y me habrá encantado creerlo pero a veces no lo lograba.
Mi madre lloraba todas las noches antes de acostarse, reacción que sólo entendí un poco, es decir, ella ni siquiera se había visto en la misma situación que yo y ni siquiera a mi se me pasó por la mente llorar. Si. No había llorado ni una sola lágrima, nada era como estar seca por dentro. No llorè ni siquiera en el cumpleaños número diecisiete de Etahn (03 noviembre) su madre fue a verme pero, a pesar de que rompió en llanto despuès de cinco minutos de estar en mi casa, mi corazón ni nada se conmovió siquiera para consolarla; tampoco lloré cuando regresé a la escuela unas dos semanas después, cuando todo el mundo me señalaba con el dedo y murmuraba cosas como "Ella es la chica que estaba con èl cuando muriò" o "tal vez ella lo asesinò" y como olvidar el clásico "seguro que ella ve su fantasma". Si claro, ¿còmo carajo hiba yo a ver su maldito fantasma si ni siquiera estaba segura de que estuviera muerto? Bueno eso era lo que yo querìa creer, que el estaba vivo y que pronto regresarìa.
Tuve que salir de estado de "trance" cuando mi mamà cayò terriblemente enferma de desesperación al verme tan poco normal, supe que no serìa como antes, pero que podìa hacerle las cosas mas fàciles; comencé por cosas pequeñas, como pedir mas comida la hora de la cena, saludarla cuando llegaba de la escuela, hacer como si los problemas de mate fueran difíciles y pedirle ayuda a mi madre. Asi seguì hasta que, finalmente, pude reìrme de algunos chistes, comentar acerca de películas, actores, mùsica y esas cosas.
Sin embargo ya no volvì a reunirme con mis amigos, ni a hablarles demasiado como era antes, todos los dìas era la misma rutina, llegar, saludarlos, charlas sobre polìtica, comida o películas, almorzar con ellos, comentar una que otra cosa, preguntarles algo sobre lo que no entendìa en clases y despedirme. Ya no habìa bromas pesadas ni risas ruidosas; no fui la ùnica que carecìa de ganas para divertirse, nuestro antes animado grupo, ahora era el reflejo de la tristeza y la angustia qur nos ocasionaba la falta de el integrante perdido. Veìa como continuamente Lucy y Cristela tenìa los ojos hinchados de tanto llorar pero no era capaz de acercarme y consolarlas, tal vez yo no tenìa la necesidad de moquear un poco pero sin duda a veces extrañaba a mis amigas.
Otro pequeño cambio en mi fue que no volvì a usar blusas de manga corta, la cicatriz que tenìa en mi brazo derecho me traìna un sin nùmero de pesadillas y no querìa recordar ya mas nada de lo que habìa pasado.
Una vida dura en si, forzàndome para tratar de vivir como antes pero restàndole cosas importantes a la persona que era, ya no bailaba nunca, la mùsico era sòlamente escuchada por mi padre, asiq ue no servìa de mucho; la fractura de mi grupo de compañeros inseparables y, por si fuera poco la terrible necesidad de escapar de todo, de tomar el auto y recorrer caminos difentes . Con gusto lo habrìa hecho, escapar de todo, aunque fuera por unos pocos segundos y, ¿Por qué no lo habìa hecho?, humm...supongo que por nunca habìa estallado como aquèl dìa.
Otra rutina de la escuela completa en la escuela, otra charla sin sentido en el almuerzo, una vez mas Lucy tenìa unos ojos terriblemente rojos. Salì del plantel, derechito hacia mi coche y me subì en el con rapidez, sabìa lo que pasarìa cuando llegara a casa, mi madre me preguntaría con la misma maldita cautela de siempre "¿còmo te fue hoy, querida?" y yo responderìa  con la misma sonrisa falsa que tanto odiaba "Muy bien, gracias", mi padre llegarìa con el mismo gesto cansado de todos los dìas y me revolvería el pelo de la coronilla mientras se sienta a cenar con nosotras, mi perro estarìa haciendo espectàculo y medio por un pedazo de carne mientras mi mamà se lo partidito y en el ocico. Dejè caer mi cabeza en el volante de pura frustración, regresar a casa sòlo serìa un suplicio enorme, pero ¿y si no regresaba?. Bueno era mas que claro que mis padres se pondrìan como locos y llamarìan a la guardia nacional para empezar mi bùsqueda; aunque podìa hablarle por el celular para decirle que saldrìa con la chicas.... La idea me pareciò bastante buena.
Me levantè y busquen en mi mochila mi telèfono pero antes de marcar me parè en seco.
-¿Y a donde diablos vas a ir?- me dije en voz alta
Obviamente al centro comercial no, mi humor no estaba muy contento asi que ocasionar una escenita ahì no serìa la idea mas brillante, un cafeterìa a las afueras de la ciudad....
-Tal vez, tal vez-me respondì a mi misma.
Como no tenìa una idea mejor le marquè a mi mamà.
-¿Si?- contestò Kate llena de ansiedad. Genial.
-Hola mamà, soy yo , es que las chicas quieren ir a tomar un cafè y eso ¿puedo ir?- el discurso sonò aceptable y eso me gustò
-Claro, claro, tu ve y divièrtete ¿tienes dinero?
-Si, no te preocupes llevo bastante.
-De acuerdo, cuídate y si necesitas algo solo llama
-Ok, adios mamà- colgué y de pronto una especie de libertad en aire me envolvió y me sentì mejor de lo que nunca me habìa sentido. Con una sonrisa escapàndose de mis labios encendì el auto y salì de el perìmetro de la escuela en un dos por tres.
Corrì por las calles sintièndome nueva y sana, claro yo que hiba a saber que pronto esa poderosa sensación se acabarìa
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Foto del autor Sandra Miranda
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3 Comentarios 913 Lecturas Favorito 1 veces
Descripción

Palabras Clave: Sangre de Chocolate wow!!

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin


Derechos de Autor: Sandra Miranda


Comentarios (3)add comment
menos espacio | mas espacio

helena de kranny

ey ya llegue a esta parte espero leer mas pronto se va volviendo mas interesante bueno bye
Responder
February 11, 2010
 

JUAN CARLOS

Sandrita..Cada vez se pone mas interesante tu relato..Ahora las cosas han cambiado después de lo que sucedió con Etahn ya el grupo no era el mismo.Todo se transforma en una constanta rutina ..Todo parece que no tiene sentido..Me encanta tu creatividad y tu manera de ir entrelazandp los hechos..Felicitciones por este enorme trabajo y me quedo esperando la continuación.. Por mientras ..estrellitas¡¡¡¡

Besitos y todo mi cariño...
Tu amigo..Juan Carlos..
Responder
December 08, 2009
 

Sandra Miranda

No pude aguantarme y aqui esta la sig. parte!!!
Responder
December 08, 2009
 

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