Arena muerta con petalos muertos.
Publicado en Dec 08, 2009
No hay choque pertinaz ni sentencia perentoria que mate a una rosa. La rosa de los Azules. Los colores son importantes, se escriben en minúscula. Tus mejillas se hunden hasta transformarse en nidos, después, huecos vacíos. Abismos como mejillas. Labios como protuberancias. La rosa pintada de rojo, como esmaltada hace tiempo, casi descolorada, echando miel importada, anidada o hundida en tu mejilla. Clavada o abismada en tus protuberancias. Protuberancias o huecos. Sólo mis manos pueden matarla, mis sentencias son policías inermes. Mis ojos violetas pueden reírse de la Inmortalidad. Mi conformismo, amigo del Tiempo, puede decolorarla. No hay Azules que hundan labios en esos abismos. Hay mejillas clavadas; la rosa está hundida en mis manos de arena. No hay agua, solo transpiración. No hay color, solo el verde. Arena roja de esmalte caído de arriba. Manos rojas que esperan pétalos.
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