Van los párvulos locos por las calles
manejando bicicletas sin manubrios.
Van los pájaron en su desilusión
llorando sobre los crisantemos.
Las covachas se ven inamistosas
y hay malas caras en todos los tinglados.
Los emisarios parecen golfos amorfos
que huyen al licuarse una violeta.
Todo lo vagaroso se halla diluido
y yo mismo ando en mi dilusión.
El tiempo me ha dormido portentoso
mientras me aferro a mis parapetos
y la noche circula en más de medio planeta.