Nariz de Payazo
Publicado en Apr 12, 2009
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N A R I Z
                                                                                    
 
¨ Una nariz de payazo, quiero una nariz de payazo papá. Ese regalo quiero, para mi próximo cumpleaños ¨. Claro que me sorprendió tanta humildad en el pedido, agregado al hecho que en esos días mi hija Celina cumpliría 21 años, no 6 o 10 o 12, sino 21 años. Ella siempre me ha sorprendido con sus pedidos minúsculos, casi absurdos. De cosas simples, casi simbólicas. Pensé entonces que razones habría detrás de aquel pedido, que significados se escondían detrás de una pomposa, burlesca pero majestuosa nariz roja de payazo. Que implicancias encubriría tal pedido, que homenaje sumergido representaba el deseo tan determinado, despojado de dudas, tan seguro y contundente. Luego, sin darme cuenta, la llevé junto a Sofía, su hermana y mi hija menor, a ver un espectáculo musical circense que festejaba el inicio de nuestro teatro criollo, relatando maravillosamente la historia de los hermanos Podestá y su ¨ Pepino el 88 ¨. Nos encantó a los tres el espectáculo.
Al pasar los días volví sobre aquel pedido extraño, más aún cuando ella me aclaró, al hacerlo, que no pretendía usarlo dentro de la casa sino que estaba muy interesada en llevarlo puesto en la calle, en el colectivo, en el subterráneo, en fin, a todos lados. Entonces medité sobre el hecho mismo como una intención de expresar algo sin palabras. Que la portación de la simpática nariz, y sólo con ello, sintetizaba seguramente, un prolongado mensaje (en el caso de intentar describirlo con palabras) y que a su vez encubría un gritito pequeño, simple, risueño pero profundamente trasgresor, casi contestatario. Una forma de proclama enmudecida por la mímica intrínseca en la esfera esponjosa de esa nariz de payazo. Imaginé los pensamientos que despertaría en la calle cuando camine orgullosa con su atuendo imposible de pasar desapercibido. Algunos mencionarán palabras como locura, desfachatez, ridícula, trastornada, desubicada y más. Quienes no se equivocarán, pensé, serán aquellos que dirán que Celina intenta llamar la atención. Y entonces me di cuenta que el plan era impecable, que su fuerza moraba en la eficiencia de su intuitivo marketing juvenil. Que lo que ella quisiese expresar era algo maravilloso en su simpleza y profundo en su significado. Entonces, y con tan sólo la sospecha de su decisión, fui a comprar la nariz.
Cuando salí del comercio me sorprendió la eficiencia anticipada de su propuesta. En la bolsa de compras no llevaba una nariz, había comprado tres, una para ella, otra para Sofía y una última para mí. Antes de obsequiárselas yo había sido capaz de entender. Entonces caí en cuenta de las razones que habría tenido para pedírmela a mí, su padre. Y aposté al ridículo. Había comprendido el carácter profundo de su intención y me hundí orgulloso y feliz en esa maravillosa alegoría. El 28 de Julio del año 2008 obsequié a mi hija Celina y a mi hija Sofía narices de payazo. Yo ya tenía la mía puesta. Y juntos, complotados en el hallazgo, simplemente… sonreímos.


  Invierno, 29/06/08
 
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Descripción

Palabras Clave: nariz payazo

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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