Salía del trabajo y buscaba el taxi para llegar lo antes posible a clase. En el camino al paradero (lugar donde siempre transcurro) aconteció algo especial, debo resaltar que en esta ciudad transitan muchos trotamundos y bohemios extranjeros, de vez en cuando mis ojos caen rendidos ante alguna belleza fémina que pulula por las aceras en busca de aventura, y ropa (se dice que solo en eso piensan las mujeres), fue cuando de repente la sorpresa me asalta y entré en un cuento de hadas.
Vi pasar por mí frente a una mujer joven, tan hermosa que dudé haber visto algo real dado mi loca imaginación y mi desventaja como miope.
Al rozarnos y mirarnos para evitar chocarnos (reflejo que debí evitar para atropellarla y tumbarme al piso con ella) , vi su rostro perfecto, de mirada angelical que opacaba los tulipanes de la tienda de al lado, era preciosa y con un aspecto muy delicado, ‘sumamente preciosa’, (repito preciosa por que era el doble de preciosa que alguien se puede imaginar), su cabello era rubio grácil, su nariz respingada o tallada por un artista, quizás un Michelangelo di Ludovico Buonarroti, penetrantes ojos azules, y extremadamente blanca; un tono de blancura especial, único. Vestía elegantemente un sombrero alto, botas negras, una especie de chalina muy delgada, el resto era un juego de black and white, si alguna autoridad me hubiera dicho que tal chica era una bella alienígena, no le hubiera refutado y automáticamente hubiera quedado persuadido sin más retórica.
Hace poco navegando en Internet encontré la noticia que un millonario europeo pagaba unas decenas de miles de euros por ubicar a una chica que vio en un bistrot. Todo un escandaloso anuncio en la portada del diario. Ahora lo comprendo al tipo, ya me había sucedido algo parecido en New York , precisamente en el Madison Squeare Garden mientras esperaba mi tren a New Jersey vi a una adolescente delgada, alta, rubia, de ojos azules, la vi reír mientras hablaba por el móvil y sin querer regalarme una tremenda sonrisa de oreja a oreja que sinceramente fue la primera chica que hasta aquel entonces su belleza era tan grande que me espanto y recorrió por mi pecho un escalofrío muy intimidante “ son de ese tipo de cosas que solo entienden los que sufren del corazón o son apasionados de la belleza ” Soy un gran admirador de la belleza de cualquier forma, tipo, sin embargo a veces creo no estar con el corazón preparado para estas hermosuras, no quisiera morir gozando de una imagen bella sin poder tocarla. Ahora entiendo a los cardiacos.
Imaginé correr a ella y besarla, se congelara el cielo y pétalos nos regalaba. Imaginé tomarla de las manos y acariciarla, ir al fondo de la playa y amarla. Imaginé recitarle poesía, “Como los momentos cantan ilusiones y las ilusiones derraman pasiones”.
Este cuento de hadas continuaba, preso de la imaginación cotejé su belleza con la de Marilyn Monrroe, eran muy similares. Los transeúntes volteaban, las miradas eran clara admiración, cuando ella regalaba esa caminada tan delicada, era una epifanía para todos los hombres anonadados del paradero, ella era especial, supongo de sociedad, de estatus, podría ser una dama de la corte de Inglaterra, podría ser quizás una miss universo, presumo que le encanta el arte y vestir siempre de lo mejor, recuerdo a Albert Einstein decir: La belleza no admira sino es admirada, no hubo mejor praxis que esta ocasión tan sublime, por ello creo a la vez que hacía bien en seguir caminando marcando un sendero e inmortalizando en nuestros corazones descorazonados y en nuestra mente embrutecida ese instante, todos presos de la obnubila a esta bella joven, singular criatura propia de cuentos de hadas, mitos y leyendas, una especie de diosa afrodita.
Un joven vestido de terno negro, muy elegante, con apariencia de ejecutivo exitoso no pudo soterrar su admiración y mientras hablaba por su Blackberry mirándole a la chica comentaba: la voy a seguir, es hermosa - eso comprobaba que no estaba loco, que la miopía que sufro no dejo pasar por alto esa belleza que me emocionó, me quedé lleno de admiración - Llegando a la esquina medité, pensé en seguirla, pensé en esforzarme al máximo por llamar su atención y conseguir su amistad, pensé mil cosas en pocos segundos. Es mas ya pensaba llevar un alter al cuento de hadas.
En poco tiempo pude comprender que la belleza de esta mujer propia de cuentos de hadas me había llegado hasta el tuétano, me había sacudido el alma, era el mejor adorno para este atardecer.
Las sorpresas son sorpresas por el hecho de llegar inesperadas.
Decidí finalmente irme y quedarme con el sabor de ese momento especial que el destino me había concedido. Medité y soñé en que quizás algún día podría llegar a tener una muñeca así en casa, a quien adorarla y venerarla, a quien peinarle su rubio cabello fino y jabonarla, a quien besarla al despertar, hacerle el amor todos los días, casarnos de blanco los dos, practicar la monogamia y reproducir muchas criaturas que lleven mi apellido y toda su desbordada belleza, con una chica así yo podría esperar mil abriles, gozar mil noches, romper mil copas, ser su héroe, soñar despierto, con una chica así yo podría despertar placidamente realizado, orondo del todo, volverle hacer el amor y pedirle que no me saque de ese cuento de hadas.
Roger Alexander 30-04-2009
Diario: La curiosidad innata de ser.