La Taco Alto
Publicado en Apr 14, 2009
- ¡Teresa, Teresa! - grita la señora Mercedes
La señora Teresa que vive en el cuarto piso de los departamentos de Schwager, asoma su cabeza de entre las ropas que tiene tendidas en el balcón - ¿Qué querí? - ¿Estai completa? - Me falta una - Llévame, porque la 315 está después de tu seña y sacará el pan muy tarde - Es la primera caldia del horno - No importa, mi hijo viaja a Santiago y quiero mandarle pan a la Lucía. Me escribió y me cuenta que lo que más hecha de menos es el pan minero - Mojemos pan temprano, como a las ocho y prendimos el horno como a las nueve. Pasa a decirle a la Raquel que lleve harta leña, la paleta y la escoba, yo tengo los sacos y tú llevai el fierro y no te olvidí que es la primera caldia y se ocupa harta leña pa que el pan quede güeno. - ¡Ya!, nos vemos mañana La señora Teresa entra rezongando - Cada vez que hago pan no pueden subir a conversar conmigo, tengo que estar a grito pelao pa' ponerme de acuerdo. De repente se me va a enchuecar la boca cuando estoy tomando mate justo me gritan llamándome... ¡paciencia Señor! Mando a los chiquillos a la escuela, voy a comprar levadura, la grasa y la harina y así mi viejo lleva el manche pa la mina con pancito fresco. Al otro día, nuevamente escucho los gritos de la señora Mercedes. Aunque no quiero escuchar, vivo en el primer piso y su departamento colinda con el mío. - Teresa, baja pa que prendamos el horno, tira la leña y yo la acarreo, la Raquel lo prende mientras que tu bajai. La señora Teresa tira un montón de leña desde el cuarto piso y la señora Mercedes acarrea la leña al horno que queda cerquita de los departamentos, únicos hornos comunitarios que van quedando en Schwager. Poniendo astilla por astilla van formando un castillo dentro del horno, y así el fuego se expanderá dejándolo parejo con el calor de la leña. - ¿Mojaste los sacos? - ¡Ya están listos, igual que la escoba está con ramas frescas de Aromo! Mientras se calienta el horno, las tres mujeres van a buscar las tarimas con pan, tapados con blancos manteles. Llegan al horno, se revuelven las brasas con el fierro. Cuando está blanco es seña de retirar las brasas, se barre con la escoba mojada y se le tira harina para probar si el horno está bueno. Si se quema la harina se enfriará con al escoba mojada y se deja a punto para no quemar el pan, con la paleta se va metiendo el pan hasta llenarlo, se ponen brazas en la puerta y se le tira la harina para darle el color tostado, se pone una tapa de fierro y se cubre con sacos mojados. - Escuché anoche, como a las tres de la mañana, a la taco alto, recorriendo los pasillos, salí a mirarla pero no vi ná, sólo sus tacones que sonaban... ¡ y tan bonito que suenan...! - Esa pobre alma nunca va a descansar, seguirá buscando su único amor, que nunca encontrará. - ¿Y quién es?- pregunta la señora Mercedes, que es la mas nueva en los departamentos. - ¡Cómo no vas a saber! Toda la gente siente a la taco alto recorriendo los pasillos. Mientras esperamos que salga el pan yo te contaré la historia de la taco alto. Ocurrió allá por el año 46 más o menos, cuando se comenzó con la construcción de los departamentos, trajeron desde Santiago y de otras partes trabajadores, estos llegaron con sus mujeres y sus hijos. Estas construcciones se demoraron más o menos cuatro años en terminarlos. Había una mujer muy bonita y joven y siempre usaba tacos. Su marido nunca pudo darle un hijo, era alcohólico. Fue conquistada por un minero y nació un profundo amor el cual era secreto de los dos. De este amor ella tuvo un hijo. Como era costumbre el marido se acostaba borracho todas las noches, aparte del cansancio que él tenía, ella quedaba de lado. Todas las noches esperaba a este minero fuera de la mina Los Chiflones, mina que ya no se explota, ahí murieron muchos mineros por el gas Grisú que se acumulaba dentro. En esos años, los mineros usaban bastón, guameco, casco, charra y ropa hecha con bolsas de harina. Salían negros como el carbón, ahora llegan blanquitos de la mina. El manche tenía que ser de carne, ahora hasta pan con margarina llevan de manche, y qué le vamos a hacer, vamos de mal en peor con esta crisis de ahora; ¡pero sigue contando pu' Teresa! - Este romance siguió, hasta cuando el esposo supo toda esta historia y planeó una venganza. Ningún minero de mierda podía burlarse de él. El niño ya caminaba cuando supuestamente se cayó del balcón, y todo quedó como un accidente. Pasaron tres días de la muerte del niño - era un invierno frío y lluvioso, y la taco alto fue atacada- por el marido y los compañeros de éste, la encadenaron y la violaron una y otra vez hasta quedar casi muerta, los gritos de ella, llamando a su único amor, no se escuchaban por el fuerte oleaje del mar. Muy temprano estos hombres habían hecho un hoyo bien profundo, de ahí tiraron el cuerpo de la taco alto. Su tumba fue de chancao, piedras y arena y sus tacones fue lo último que le tiraron antes de taparla por completo. En ese mismo lugar se construyó otro edificio. El minero se volvió loco buscando el amor de su vida, y sólo supo que por la pérdida de su hijo se había ido donde antes vivía. Desde entonces la taco alto recorre los pasillos buscando a su único amor, dónde sólo se escuchan sus tacos y cadenas que arrastra. Cada vez que el niño cumple un año se escucha a lo lejos un llanto muy triste. - Saquemos el pan, ya pasaron los veinte minutos, no vaya a ser cosa que salga quemao. Tira los sacos y la Mercedes saca el pan. - Salió bonito, justo como yo lo quería, pa' regalo. Apúrense que está esperando la otra caldia, con un poco de leña estará listo el horno, no van a demorarse tanto en salir con el pan pal almuerzo. La mujer del minero es muy organizada para sus quehaceres domésticos, los hornos de Schwager son muy conocidos en la zona. La señora Teresa deja como reflexión a las mujeres más jóvenes que ahí se encuentran preparando el horno para la siguiente caldia. - Ojalá que cuando las minas se cierren, sigan cuidando los hornos como hasta hoy, porque el pan nuestro de cada día no nos puede faltar ahora ni nunca.
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Mara Jos Pea