Cuando cumpl 19 aos
Publicado en Dec 17, 2009
Nuestra vida es como un viaje en tren interesante ¿no? Está llena de embarques y desembarques, de pequeños accidentes en el camino, de sorpresas agradables, con algunas subidas y bajadas tristes.
Aún recuerdo en mi niñez cómo me divertía solo con una muñeca, los nervios que tenía la noche de Reyes, lo que disfrutaba con un simple helado o con un algodón de azúcar en la feria, lo libre que era solo con dar mil vueltas a la plaza, al sentirme mayor con solo ponerme los tacones de sevillana. También recuerdo cómo empezó mi adolescencia, en la que mis prioridades fueron cambiando, dejé de jugar a las muñecas para querer parecerme a ellas, dejé las faldas por los pantalones, se cambiaron los besos por lloros… Han pasado muchos años, 19 más concretamente, y a medida que han ido sucediendo, he aprendido SIEMPRE algo… ya sea de algo bueno o de algo malo. Rememoro mi primer beso, mi primer novio, mi primera amiga que de verdad valió (vale) la pena, mi primer desamor, mi primer botellón, mi primera salida nocturna, mi primera calada, , mi primer viaje sin padres, mi primera llorera de risa, mi primer baile, mi primer deseo a las estrellas… Creo que estoy cerrando una etapa de mi vida, creo que estoy estableciendo prioridades… no sé, he estado pensando en que últimamente me están cambiando las rutinas que en mí se albergaban; estoy aprendiendo a disfrutar más de lo sencillo… de poder echarme a dormir 10 horas sin sentirme mal y conectar la música y des-conectarme. Creo que es preciso saber el cuándo cerrar una etapa y abrir otra porque si insistes en permanecer en una más allá del tiempo necesario: pierdes. Llámalo como tú prefieras, cerrar capítulos, cerrar puertas… pero, lo importante es saber cuándo decir: hasta aquí. No se puede estar en el presente siempre pensando en el pasado, porque entonces no se vive el ahora. Y no, no tengo prisa, no precipito acontecimientos, ya que sé que lo inevitable algún día se manifestará y lo verdadero siempre acaba mostrándose. Cuando llega el momento no dudo, intento no perder ninguna oportunidad, no dejo pasar ningún momento y menos mágico, porque respeto la importancia de cada segundo. Lo que sucedió ya pasó. No se puede ser siempre niño, hay que progresar pero sin dejar de tener algo de esa etapa… A veces, aunque duela, hay que tirar a la basura todo lo malo, pero, quedarnos con lo que hemos aprendido de ello. Y así poder regalar presentes… pero, hay que tener en cuenta que si se deja algo apartado, la corriente lo traerá al presente, por eso, cada cosa hay que arreglarla en su momento. Nada es fácil, y tal vez esto solo sean palabras…, pero, creo que es verdad. Mucho tiempo he estado temiendo estar sola hasta que empecé a quererme un poco más cada día… temía: al fracaso hasta que comprendí que el único fracaso es el no intentarlo, a lo que la gente opinara de mí hasta que me di cuenta de que de todos modos opinarían de mí, al ridículo hasta que vi que todos hacemos las mismas tonterías y nos tenemos que reír de nosotros mismos, al dolor hasta que supe que era necesario, al pasado…. pero, éste último a veces viene, a veces se va. Pero, yo ya no soy de la clase de personas que se quedaron en el ‘casi’… porque quien casi gana, todavía juega, quien casi murió está vivo, quien casi quiso en realidad no amó, ¿cuántas oportunidades he perdido por el miedo al fracaso? Sí, demasiadas, porque para los errores existe el perdón, para los fracasos la oportunidad, pero, ¿para los momentos perdidos? no hay remedio ni cura ni frase que te alivie. Todo esto encierra el saber vivir bien, el no rechazar el sentido de los sentimientos, porque saber vivir el día nos convierte en sabios, nos convierte en ángeles con derecho al cielo. Tal vez es el afán de superación, es marcarse un destino y ser yo misma y no un modelo preestablecido. Porque las cosas que hago son las que me hacen ser lo que soy y así sé lo que valgo. No quiero estar toda mi vida arrepintiéndome de lo que hice o de lo que nunca me atreví a hacer y tacharme de cobarde. Hoy quiero ver, oír, quiero amar, quiero sentir, sentirme… quiero pasarme toda la vida sintiendo, oliendo flores, llorar de alegría, enloquecer y que el fin del mundo me pille bailando, que gane el quiero al puedo, que no me vendan amores sin espinas, que los que esperan no cuenten más los minutos, que ser tan valiente no salga tan caro, que me sigan enamorando a cada día y enamorar, saltar, reír, vivir la euforia, la nostalgia, el romanticismo, la verdadera amistad, el probar la felicidad no por momentos sino por años… en definitiva: sentirme jodidamente humana, con mis miles de defectos y con mis virtudes. Gracias a todos los que han estado conmigo en este trayecto, los que se han quedado, lo que se han marchado, los que han venido… Gracias porque todos me habéis enseñado algo, pero, sobre todo gracias a los que están aquí y ahora.
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