¿Y por qué tienes ganas de llorar?,¿ por qué te haces amiga del suelo?, ¿por qué no sales y te comes el mundo con tu risa?, y… ¿por qué ya no tienes sonrisa? Muchas veces las vueltas de la vida son incomprensibles y dolorosas, piensas que no puedes mantener el control de ti misma y tocas fondo y a lo mejor hay motivo o cientos o ninguno… puede ser que sea la decepción. Como dicen: ‘-mejor no esperar nada de nadie. De esa forma no existiría la palabra decepción- ‘.  Pero, dentro de eso también te encuentras contigo misma, tú eres parte de ese ‘nadie’. Te desilusionas porque no hay nada de nada en tu vida, porque todo se ha torcido, porque no esperas nada de ti. Tienes ya que saber que el dolor está en lo cotidiano, que el sufrimiento de muchas ocasiones lo tienes escondido, que la renuncia de tus actos está dentro de ti. Pero, no puedes culpar a los demás, tal vez hayas perdido la fe en algunas personas y culpas a otras de una manera u otra. Sí, inconscientemente, pero, lo haces, y eso no se lo merecen. Todos tenemos problemas y no puedes seguir así porque esta no es forma de vivir, ni tú te lo mereces ni los que te rodean.
Sabes que te quedas sin aire, y que el cielo se ha caído y se ha muerto, se ha partido. Estás agotada por no poder dar más, estás atontada ya que no hay donde aterrizar, estás castigada porque sabes que te has vuelto a perder, que has vuelto a desenterrar todo aquello que pasaste y no sabes cómo explicarlo, sólo puedes llorar. Y sí, otra vez estás así, en la misma situación, con el mismo malestar de tiempos atrás y con la misma tristeza, rutina… pensaste que como ya te había pasado no te volvería a pasar, pero, de nuevo te equivocaste y… ¿Qué encuentras? Nada, y es por eso también el motivo por el que estás así, hundida, porque no hay nada peor que quien espera algo y no encuentra nada. Y es que tu cama permanece deshecha todo el día, prefieres quedarte ahí, donde nadie te pueda encontrar. Apagas móvil, teléfono, conciencia… Subes la música, pero, todas las canciones parecen tener el mismo ritmo. Tu persiana está bajada toda la jornada, no oyes ni escuchas y tu reloj no marca el tic-tac… te da igual un ‘sí o el no’. Y buscas la salida, yo lo sé, y también sé que quieres subir y pensar en los deseos, en lo bella que es la vida… pero, dejas todo tu mundo en manos del tiempo, te ocultas tras una armadura de hierro. Hay tantas cosas que retienes en la memoria… momentos de pena y de alegría, y muchas tristezas que aún retienes en soledad, y verdades que te cuesta mencionar. No sabes dónde meterte, pero, es que si tú no puedes resolver tus problemas por ti misma, nadie puede ayudarte, eso tienes que asumirlo. Puedes tener muchas manos tendidas, pero, si te subes a las estrellas y te tiras de cabeza… no hay nada que hacer. Entiendo que estás perdida, pero, eso tiene arreglo, ¿no?, ¿sí?,¿tal vez? bueno, no lo sé, pero esto se va a arreglar.
Sé que ya no te diviertes, piensas un día, y al siguiente no hay sol que te acueste. Te echas a correr y reflexionas a saber qué, y quiero creer que piensas que tal vez es posible que te repongas, pero, ahora aceptas que te has caído, que te sientes muy pequeña, que te ignoras, que ves cómo se va el tiempo, que muchas de las cosas que tenías antes ya no las tienes y que todo se te escapa de las manos… A veces te entregas al ‘placer’ de no sentir la vida, que borras lo ya escrito porque intentas borrarte así a ti misma. A veces simplemente no quieres ni encontrarte ni buscarte. Sientes que te mueves a cámara lenta y en que lo que te rodea se mueve deprisa, y que tú sólo quieres volver atrás, a cuando todo era normal… pero, nadie tiene una máquina del tiempo, ¿sabes? Y creo que sé que es lo que te duele, aparte de lo que te pasó hace algunos meses… creo que lo que te enferma saber que en la puta vida jamás te vas a deshacer de ‘ella’, porque sabes que siempre está y va a estar dentro de ti, fiel a su promesa de quemarte la cabeza para que seas infeliz y te enferma comprender que forma parte de ti, pero, tal vez algún día se marche. No llores, no tienes culpa de eso, aunque todavía no te lo creas. Sé que te gustan los mimos, pero ahora respiras soledad… y tal vez necesitas un abrazo de esos que humillan a la soledad o que lo curan todo…o no. No sé lo que te falta, pero, esta vida no está hecha para los cobardes, y tú eres fuerte, demuéstralo, haz algo, y si no puedes… Natalia, tómatelo con paciencia, sabes que llorar no es lo malo, si encuentras la salida y que el tiempo cura muchas heridas o tal vez todo. Y que nadie, pero, nadie va a poder recuperar el tiempo que puedas perder, que tu vida es tuya. Tú eres lo que te cunde.