El morboso
Publicado en Dec 17, 2009
El morboso se sienta en el vestier
e instala sus ojos sobre las bellas hembras: Las desviste sin ufanarse ni afanarse. Suavemente imagina sus pélvis. Las desnuda con la vista hasta llegar al esqueleto y sobre esa ilusión lanza un silbido. Las ve trémulas y congruentes y entregándole sus ósculos sagrados. El las descorcha en su imaginación mientras sus ojos se muestran pavorosos. Las cree ver impávidas bailar bajo la luna y levemente desleídas en las sombras. El piensa que en ellas será un ser volcánico mientras se halla retraído en un taburete. Los elementos se burlan del morboso pues se piensa a sí mismo galán superlativo.
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Richard Albacete
María de la Paz Reyes de Langella