LA CASA DE MISI JEROMITA
Publicado en Dec 17, 2009
LA CASA DE MISIÁ JEROMITA
........................... (Del Cofre de la Abuela) ................... 1 - UNA DAMA FRANCESA Era muy particular la casa de Misiá Jeromita. Ella había enseñado a todas sus chinas y chinitillas (nacidas en una pampa cordobesa boscosa junto a peones gauchos entre arreos y cuadreras) a conocer los distintos objetos de su casa por su nombre en francés.... según ella lo pronunciaba... luego de haber perdido en tres generaciones el uso correcto de este idioma. De igual modo, las chinitas sirvientas esmerábanse al máximo para satisfacer los deseos de su distinguida patrona, usando para ello difíciles apelativos que llegarían a transmutarse en un idioma desconocido. Misiá Jeromita era una dama elegante de origen francés, quien lucía su estilo parisino dentro del círculo social formado en el pueblo estanciero de Santa Rosa (Departamento Río Primero, prov. de Córdoba, Argentina). Y los santarrosinos que eran ricos ganaderos criollos, estaban orgullosos de poseer en sus alejados lares a tal dama de alcurnia. Ellos considerábanla como a un bien propio. Aunque poco comprendiesen (como hidalgos campesinos sencillos que eran) sus esmerados cuidados en la forma, sus sutilezas armónicas, su charme y su "savoir faire". Todo ese conjunto estilístico completamente extraño para aquella pampa criolla llena de gauchos y vacunos, y aislada dentro de su geografía provincial hacia finales del siglo XIX. Jeromita con su ascendencia francesa y su belleza (muy reelaborada por ella misma) conviviendo entre terratenientes de origen hispanocolonial --pero muy alejados en distancia de la ciudad universitaria de Córdoba-- organizaba para ellos frecuentes "saraos" en su lujosa casa de Santa Rosa. Su imagen coqueta y cautivante ocupó el interés de las viejas familias estancieras que vivían dentro de aquel entorno de ganaderos solitarios en sus predios, quienes mirábanla (o admirábanla) siempre sorprendidos. Tal como si ella fuese una auténtica presencia consular gala, ubicada en la mismísima Santa Rosa. La dama por su parte hacía todo lo posible (y lo imposible) por representar dicha identidad, siempre bajo la mirada inquieta de Don Gregorio Gordillo, su marido, el cual jamás dejó de asombrarse frente a Misiá Jeromita Brandán. ---Pues... Po... como diga Jeromita-- admitía de continuo Don Gregorio ante sus ocurrencias, pues nunca Jeromita podía hallar algo que ella no quisiese modificar Lo cambiaba todo : Arreglos. Ordenes. Mensajes. Propuestas. Ornamentación. Disposiciones. Siempre encontraba la forma de modificar el mundo de su entorno, a su imagen y semejanza. ---Po... Pues... como diga Jeromita-- aceptaba una vez más Don Gregorio Quien debía vérselas en serias dificultades como hombre de empresa que él era, sorteando situaciones inesperadas para complacerla, con la resignación de todo marido paciente Se la obedecía, se la imitaba, se la consultaba, se la quería. Se hablaba de ella todavía más medio siglo después en la ciudad de Córdoba, luego de que aquellos prósperos estancieros santarrosinos evacuaran las pampas linderas al Río Primero debido a la erosión. Cuando mermó el caudal de agua necesario para la cría de ganado, al construirse el Dique San Roque que le robó el río, la lluvia y la fertilidad. "Como decía Misiá Jeromita"... era el comentario de las ancianas en mitad del siglo XX al evocarla. Al recordar su época galante de antaño, cuando fueran niñas casaderas en tiempos de Misiá Jeromita Su figura perduraba aún en el recuerdo como una leyenda, recordando esa Belle Èpoque santarrosina donde ella enseñaba a las niñas hijas de ganaderos, "el toque de distinción"... El cual más tarde ellas lucirían en los salones sociales citadinos, al trasladarse dichas familias hacia la ciudad de Córdoba, debido a la sequía provocada por la construcción de aquel dique que arruinó los campos santarrosinos. Un savoir faire francés y parisino (de alguien que no conocía París) pues Misiá Jeromita inculcóles con preciosismo ese estilo, modelando en formas de societé a toda esa generación de "demoiselles" aisladas en un pueblo pampeano y que nunca conocerían tampoco París. Educación de salón apropiada, llena a un mismo tiempo de matices gráciles y humorísticos. Nada escapó a sus brillos alambicados, ante el asombro de Don Gregorio, su marido. Gran anfitriona, poniendo en práctica su "sabuafé" (savoir faire, tal como ella lo pronunciaba) conocía el uso preciso de cada cosa, cada detalle, cada movimiento dentro del estilo elegante de recepción. No sabría un francés académico (eso fue evidente) pero conocía el estilo y la justa medida de la economía francesa. En ambas cualidades distinguióse con eficiencia, para tranquilidad de su marido, quien debía financiar su sinnúmero de recepciones. Pues así como proponía elegancias y decoro, medía el centavo en cada gasto. No era una contradicción, era un estilo. El estilo conocido como "la economía francesa". No tiraba una sola "chirola" de más (dicho en buen criollo). En su casa de Santa Rosa no faltaba nada: Ornatos franceses. Platería alemana. Antigüedades coloniales. Porcelana china. Biombos japoneses. Mantones de Manila. Mobiliario. Mantelería. Quinqué. Sillón vaivén. Tapicería... El último grito de la moda, todo lo nuevo o lo antiguo. Pero lo exhibía en el momento preciso, con la clara conciencia de la gente verdaderamente distinguida que nunca cae en el abuso del "parvenu". Es decir, que no se viste de seda todos los días y a toda hora. Que no habla de su esplendor pasado o presente, ni apabulla a sus amistades con exhibicionismos. Sino que les brinda sus comodidades para que todas las compartan. Que no ornamenta su casa el año entero para una fiesta inexistente, sólo el día adecuado y en la ocasión precisa. 2 - LA FIESTA DE SANTA ROSA .................................... El pueblo estanciero de Santa Rosa festejaba año a año la fiesta de su Santa Patrona (Santa Rosa de Lima) el día 30 de agosto, con un evento especial. Y en aquel año una personalidad conspicua del gobierno nacional (eran las últimas décadas del siglo XIX) hijo de esta provincia y orgullo de su Universidad, debía arribar al pueblo de Santa Rosa para visitar a esos ricos ganaderos, que tenían por entonces mucha fuerza política. Como sucedía siempre por esos tiempos, los estancieros criollos decidían elecciones. Y él iba a llegar allí como candidato a presidente, para presenciar los festejos del 30 de agosto, día de su Santa Patrona Santa Rosa, en el pueblo de Santa Rosa y ...¡Bajo la tormenta de Santa Rosa! Y esa personalidad muy grata a toda la provincia cordobesa era el Dr. Figueroa Alcorta, por entonces ministro de la nación y más tarde presidente de la Argentina. El cual arribaría allí el día preciso y a la hora justa de la ¡Gran Tormenta!... situación ésta muy complicada e ineludible para todos los santarrosinos que tenían (y tienen ya de hecho) asumida tal situación. Festejos patronales por otra parte ¡magníficos!... Yo he conocido en mi infancia (por ser el solar original de mi familia materna) esos festejos de Santa Rosa, en Santa Rosa y bajo la Tormenta de Santa Rosa... Una exhibición de pompa criolla estaba preparada para aquel día y aquel honorable arribo del Dr. Figueroa Alcorta. Desde temprano con las primeras luces escucháronse las guitarras criollas, con arpegios resonando en el melancólico estilo de las "sureñas" (hoy olvidadas pues las últimas las cantó Gardel) que era el folklore tradicional lugareño santarrosino por ser zona de pampa. Sumábanse a ello las carreras de sortijas, cuadreras y embolsados. Competencia de bochas y palo jabonoso con bellos premios. Bailes de Cielitos y Media Caña, sin faltar el Pericón Nacional. También hubo exhibicionismo de danzas locales con el "gato cordobés" y la "jota cordobesa" (su último cultor fue le Chango Rodríguez) que junto a las norteñas zambas y chacareras santiagueñas levantaron todo el polvo necesario que no podía faltar en una fiesta campera. En las rotondas la banda oficial de Santa Rosa hacía danzar a las parejas de novios muy atildadas para ese evento, con un "valsesito cordobés", herencia viva del vals peruano que llegara por el Camino Real a través de las caravanas de carretas. Luego del desfile oficial vendría el rico desfile de manjares, abriéndose con las infantiles nieves de azúcar y alfeñiques caseros. A posteriori llegaría la picante y salada humita en chala, empanadas criollas, enormes ollas de locro esparcidas a lo largo de la calle central con una china cucharón en mano, siempre gritona. Chorizeada. Chinchulines. Charqui. Asados con cuero, a la llama y a la parrilla. La paisanada completa íbase preparando para consumir o vender : Monturas labradas. Estribos. Chambergos. Vinchas. Cimbas. Cinchas. Ponchos. Alfombras de cuero de vaca. Canastas de mimbre y bordados excelentes. Ofrecíanse también especies para condimentar : cúrcuma, chimichurri y ají dulce o picante. Chuño de papa o de banana. Yuyos para agregar al mate en esa poción típicamente cordobesa con sus variadas virtudes : peperina, paico, boldo, carqueja, tomillo, palo blanco y yerbabuena. Yerba Mate misionera, paraguaya o brasilera. (Aclaro que actualmente se repite toda la fiesta patronal de Santa Rosa como un evento turístico) Escuchábanse serenatas por doquier, donde la copla criolla tomaba relieve poético, mediante payadas tanto pagas como gratuitas. Se hacía gala de esa resistencia gauchesca acostumbrada a los arreos con semanas sin dormir... y con "cultura alcohólica". Es decir, bebiendo cuánto bebieran nunca una palabra irrespetuosa, sin una torpeza, ni un ridículo. Con esa virtud o predisposición que permitía al gaucho cabalgar o malambear "hasta que las velas no ardan". Pero aquí en Santa Rosa en el día de su Patrona, esto sucede hasta el toque de queda, que llega generalmente de improviso por la Gran Tormenta que se abate sobre Argentina, con la cual finaliza este evento anual del 30 de agosto. Y que es el momento justo de desatar el caballo del palenque ...¡para ir en busca de un refugio! porque arrecia la lluvia y el tierral es insoportable. Pues ha arribado como todos los años en ese mismo día la Santa trayendo consigo a la Gran Tormenta. ¡Llegó Santa Rosa! ... hecho climático El pueblo de Santa Rosa se ha convertido entonces en tierra, vendaval y sal de la Salina Grande próxima, creando una emoción expectante. Por momentos cuando se retrasa algunas horas hasta el atardecer (pues ella es muy puntual) los participantes en cantos, sortijas y embolsados semejan una trouppe hechizada por este perdón de algunas horas más, con que los beneficia la Santa. Se engullen con mayor entusiasmo que nunca, las últimas empanadas aún tibias, saboreando alguna larga costilla cortada en vertical como si fuese un sable, hasta que el tierral hace correr a todos en busca de refugio. Los niños como siempre (más vivarachos) eluden el retorno al hogar mientras sus madres los llaman a gritos temerosas y escondidas desde el interior de sus viviendas, con las ventanas ya cerradas. Pero ellos en la plenitud de su infancia van zigzagueando de vereda en vereda, vivando a la Santa en medio del arenal suspendido en el aire, cuyas ráfagas hieren los ojos renovando su emoción con gran entusiasmo : ---¡Viva! ... ¡Viva Santa Rosa! No es esta fiesta patronal una carnestolenda, pero convoca hoy (y convocaba mucho más en ese tiempo con gran fuerza) a la raíz interior de la paisanada gaucha, que unida a los estancieros locales sentíanse todos apasionadamente santarrosinos. Estaba arraigada el alma telúrica y ancestral de todos ellos, cual si la santa peruana (tal vez por ser india según la leyenda vox populi local pues allí la llamaban "santa india") se convirtiera en una Pachamama. La Tormenta de Santa Rosa es un hecho anual que se abate sobre el territorio argentino en esa fecha, casi como un hito simbólico. El tierral levantado por la ventolera y la ansiada lluvia del final (sobre el páramo seco que sale del invierno) da un giro climático a la nación entera. Y por último el frío... ¡Frío! ...mucho frío, cortando de golpe el fuerte calor que la preludió en esos días. Los santarrosinos consideraban que la propia Santa Rosa llegaba a Santa Rosa con la Tormenta de Santa Rosa y ésa era su forma de visitarlos. Estaban totalmente convencidos de ello y nada mejor que recibirla con un gran festín. 3 - LA SANTA INDIA ...................... La fiesta rimbombante dio comienzo aquel día del arribo del Dr. Fiegueroa Alcorta aspirante a presidente de Argentina (cargo que obtuvo). Llegaron casi al mismo tiempo los peones gauchos, los puebleros, los estancieros, las autoridades locales, la banda musical del pueblo y el cura párroco quien era en este evento casi el "dueño", por ser una fiesta patronal. Y luego llegó por cierto la figura central homenajeada: el Dr. Figueroa Alcorta y su elegante comitiva ensombrerada. Trajes obscuros, guantes blancos, chalinas claras y bastones con mango de nácar. Caminaban por la calle central entre los "¡vivas!" de aquella población campestre, simple y bucólica, custodiados hacia derecha e izquierda por los mejores domadores de la zona montados en sus briosos potros de nerviosas colas, con los arneses tachonados por monedas de plata. Los jinetes iban también ataviados con el traje especial de ceremonia de "gaucho rico" (a lo Zupay) muy negro, camisa blanca bordada, pañuelo rojo al cuello y rastra de plata, con chambergo criollo y portando banderas argentinas. En dirección opuesta a ellos por la misma calle, los estancieros santarrosinos hacían su entrada para recibirlos, llevando en su hombro izquierdo el poncho elegante de alpaca boliviana (una tradición altoperuana colonial) color marrón claro, que siempre los caracterizaba. Completando de tal manera aquel rimbombante espectáculo, la banda pueblera comenzó a tocar un típico valsesito cordobés.. Todo era muy teatral. Muy pueril. Muy bucólico. Muy ... ¡pero muy de Santa Rosa! 4 - LA CASA DE LOS GORDILLO ..................................... La fiesta pública finalizaba luego de dichas solemnidades camperas, para dar comienzo a festejos privados con asistencia de estos ilustres visitantes agasajados por la gran anfitriona --Misiá Jeromita-- en su casa engalanada (casa que era el orgullo de todos los santarrosinos). Y así ingresó a su interior aquella comitiva de políticos encumbrados : el cortejo ensombrerado con bastones de nácar y chalinas claras al cuello, que acompañaba al Dr. Figueroa Alcorta. Pues la casa que Misiá Jeromita poseía en Santa Rosa era ideal para agasajar a estas visitas especiales e iba ella ese día una vez más, a convertirse en la anfitriona máxima, con todo el gran aparato que esto involucraba. Y su aparatosidad, no tenía límites, mantenía siempre impresionados a todos los santarrosinos. Su morada estaba ahora engalanada por ornatos especiales, algunos de los cuales se reservaban bien guardados para ocasiones apropiadas y que ahora era oportunidad de bien lucir. Los altos sillones de la sala veíanse cubiertos por largos brocatos de seda colgantes hasta el piso. Toda la casa estaba de fiesta: galerías y cuartos, despensas y pasillos en su totalidad, se hallaban vestidos de seda. Dentro del ornato general la casa de los Gordillo parecía ahora hallarse en una total semipenumbra durante todo el día, pues los cortinados espesos y lujosos impedían la entrada propia de la luz diurna. Habíase convertido este domicilio santarrosino en un muestrario de elegancias refinadas, pues no se presentaba de continuo la oportunidad recibir como visitante en Santa Rosa a un futuro presidente, al que todos allí daban ya por seguro en dicho cargo. Además él mismo buscaba con este paseo por pampas cordobesas el apoyo de los prósperos estancieros para su elección. Y menos aún, que tal figura honrara la casa de Misiá Jeromita y pernoctase esa noche en ella. Luego y debido a esto, todo estaba allí renovado y de punta en blanco : ¡ Y las camas con su dosel ! Cada cosa aparecía en un sitio diferente no sólo en el salón de recepción, sino asimismo en las distintas habitaciones donde el conjunto había sido modificado. Y hasta la cocina y las cocineras, estaban cambiadas por completo en su aspecto Pues las chinitas mestizas de tradicionales pañuelos rojos en la cabeza, lucían adornadas ahora por cofias blancas empuntilladas y con mucho almidón. Como muñecas de estanterías. Las personas importantes de Santa Rosa estaban todas reunidas allí en aquel agasajo, exhibiendo sus atuendos más elegantes y rodeando la mesa oval, paquetísima, enmantelada, de Misiá Jeromita... Y como siempre acontece cada 30 de agosto todo comenzó a obscurecerse, pues había llegado con puntualidad : ¡La Tormenta de Santa Rosa! 5 - LA GRAN TORMENTA NACIONAL .......................................... La exquisita comida con preparación artesanal servida en platos de fina porcelana francesa, con cubiertos altoperuanos de plata labrada, servilletas de lino paraguayo bordadas al "ñandutí", con esos comensales erectos y sentados en sillas de madera con altos respaldos ...sufrió un repentino contraste... y siendo aún mediodía fueron cerradas todas las ventanas. Tendría todo este conjunto de personas perfumadas, que continuar degustando delicias con el quinqué encendido, aunque fuese de día. El Dr. Figueroa Alcorta era atendido con elegancia y exquisitez por la dueña de casa. Y con solicitud por aquellas chinitas ceremoniosas, educadas para el servicio de los huéspedes de Misiá Jeromita... las cuales vestidas de punta en blanco y muy almidonadas (las negras crenchas trenzadas y encofiadas) hacían gala al hablar al Ministro (aún era ministro de la nación) de dirigirse a él en lengua francesa, con ese especie de "patois" que había recreado Misiá Jeromita en su entorno. 6 - EL PATOIS ............... Para un hombre de la política nacional e internacional, que hablaba varios idiomas, leía lenguas clásicas y también conocía algunos giros gauchescos, producíale ahora gran intriga esa lengua, pues intentaba reconocerla. No lo lograba. El esfuerzo de esas chinitas duras de almidón por lucir su bilingüismo, era toda una joya de escuchar y contemplar. El quería saber sencillamente si aquello era sanavirón básico o comechingón perdido (lengua nativas cordobesas olvidadas), o alguna diversidad del ranquel (lengua psatagónica) o el araucano chileno de quienes algo, como especialista político, conocía. Quizás una variante del quichua o el aymará boliviano, que no había llegado aún a sus oídos. O una forma no documentada todavía del guaraní paraguayo... ¡Pero nunca hubiera imaginado que era simplemente un "francés" recreado en Santa Rosa! Un "patois" que no estaba en el archivo de ningún lingüista. 7 - SOUVENIRES deL dr FIGUEROA ALCORTA ............................. Cuando los años de su presidencia pasaron y sus éxitos mundanos lo llevaron a una amplia gama de relaciones, el dr Figueroa Alcorta fue de pronto, en cierta oportunidad, a reencontrarse con ese pasado distante. En una recepción integrada por una nueva generación de políticos (muy lejos ya de Santa Rosa y sus estancieros) Figueroa Alcorta conoció a un nieto de Misiá Jeromita, muy joven por cierto, que iniciaba esta carrera mundana. Y el viejo político díjole a su comprovinciano, con mucho cariño : ---De mis viajes y anécdotas mundanas se ha grabado siempre en mi recuerdo, por ser completamente distinta a todas, esa recepción que recibí en Santa Rosa en casa de aquella anfitriona tan original como fuera tu abuela Misiá Jeromita, con todo su encanto personal... Pero me quedó una pregunta que nadie supo entonces responderme y por ello te la formulo ahora ¿Qué idioma se hablaba en su casa? ---¿En casa de la abuela Jeromita?... Pues ¡el francés de París!. Y el Dr. Figueroa Alcorta quedó una vez más mudo de asombro... Como aquel día que pasara en Santa Rosa, durante la fiesta de Santa Rosa y bajo la gran Tormenta de Santa Rosa ..................................... Alejandra Correas Vázquez .....................................
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