Voy por los montes en busca de recreo:
Allí podré revolcarme entre los vermes.
En los cerros se descorre la lumbre
y en cada lugar hay un rescoldo verde.
Los racimos relumbran como níqueles
y cada elemento tiene su habitáculo.
El follaje no es más que un habitante
que se mueve lentamente en su condado.
Ríos de hormigas socavan las raíces
de acacias que no dejan sus límites.
El viento me recibe con abrazos
y ablanda mi afincada rigidez.
Oigo la materia transmutarse
y risas que vienen de las antípodas.
Oigo el rechinar de la leña
y descanso mis sentidos en lo rústico.
Los grillos se me acercan a granel
mientras me acuesto y duermo sobre toda llenura.