Va el lechuguino en sus flatulencias
arrastrando su labia tan temible.
Le gusta engatusar hembras jóvenes
pues con las mayores no se siente vanidoso.
Es sortario, aún en sus canas
y robó caricias desde párvulo.
Parece un espárrago envuelto en un traje
que lleva a sus borregas hasta el ahorcamiento.
Conoce de adverbios y fetiches
y sabe trabajar a la mujer descarada.
Su voz es ronca a causa de sus adenoides
y eso le añade encanto ante las divorciadas.
Va en su traje de antigua antimateria
buscando esclavas de sus pasiones bajas.
Seguramente las conseguira
pues en todo lodazal se encuentra el barro.