LA CONCLUSIN
Publicado en Dec 24, 2009
LA CONCLUSIÓN
Hemos llegado a concluir, Tu por dolor Y yo por un amargo vericueto, Que nuestra esperanza no tiene, Como dicen lo sueños, La cara franca Y la mirada ardiente. Tal vez ni siquiera El raudo resonar De unas pisadas conocidas Y suaves, Y menos aún el halo, Deslumbrante y sugestivo, De una sonrisa dulce, De una mirada tierna, De una caricia larga. Nuestra esperanza es hoy El silencio amenazante, aciago, Un inmenso cuajarón De sangre y odio Y el arduo peso de un rencor Que se ha arrastrado Por toda la faz de los sueños. Nuestra esperanza es ahora El ritmo de un sollozo, Un repentino grito que retumba Allá en lo hondo, En el profundo y solitario confín De los recuerdos. Y no podemos decir hoy Y tal vez ya nunca, Ni nuestro origen, Ni cuando será el fin de nuestro llanto Y menos aún Podremos decir las causas De esta febril actividad, Que nos ahoga Hasta agotar la fuente, Delicada y límpida, De nuestro amor, De aquel amor que había manado En esos días soleados Y llenos de rumores De nuestro valle Fecundo y perfumado. Nuestra esperanza es hoy Un velo desgarrado. Una fuerza desbocada Que arrasa la florida pradera. Una raíz violenta y descastada De catástrofes, En este mundo Poblado de fantasmas. Y tal vez se haya convertido En el germen del dolor. En la horrible semilla De la muerte atroz Que nos espera en la terrible soledad.
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jorge andres franco arias