Suele suceder en las refriegas
el reparto del botín conquistado.
Pero tú y yo amor mío bregamos
en un mar de besos repechados:
Si algún beso se escapa de ti, yo lo tomo,
y tienen en mis labios el candor de tu lumbre.
Me tratas sin saña y con falso desprecio
si me adelanto a besar tu boca fresca.
Nos movemos en abrazos cribados
entre los sillones, las sillas y la alfombra.
Somos como dos baletistas sectarios
que acuden a una justa en la boca del otro.