Una mujer navega por las mareas del sol
semejante fenómeno no ocurre
desde la venida de los magos de oriente
ha de ser una fatal premonición
un inconfundible anuncio del fin del mundo
 
Entre murmullos y resuellos los aldeanos
se santiguan con hiel y azufre barato
llevan a resguardo sus animales
la yunta de bueyes, la suegra y al gato
sus misas y los pecados ajenos
consuelan la angustia con aguardiente
y se encomiendan penitentes a la otra vida
 
Han abandonado la faena y las cosechas
desertaron las tropas hacia otra infamia
implantaron toque de queda y pena de insomnio
a quiénes se atrevan a soñarla desnuda
han proclamado la abolición de la esperanza
a quienes se aventuren a palpitarla
con pronunciar tan solo una sílaba de su aire
 
Una mujer navega por las mareas del sol
pone proa hacia un punto del hemisferio sur
hacia otra galaxia del otro lado del mundo
habré de bautizar a cada cosa con su nombre
las noches llevaran el perfume de su mirada
el amanecer será definitivo al romper en caricia
las frías cadenas del herrumbrado sueño
 
Y sin embargo ver para creer dicen los escépticos
es tan solo una tramoya de astrólogos
es el signo de la iniquidad sostienen los teólogos
y yo digo es una mujer entre las mareas del sol
sus pechos para designio de mi boca
las caderas de instinto primitivo agua en la sed
su cuerpo la algarabía de mi locura
y sus ojos al diablo con toda sacrosanta profecía
hacen que el mundo nazca de nuevo
y sin pecado concebido.