Conductas y rengueras
Publicado en Apr 21, 2009
Conductas y Rengueras
Uno se embarca en conductas espectaculares, y se alinea detrás de reflexiones profundas, pero de dudosa perennidad. Uno busca el futuro más allá de uno mismo, alguna cuota de inmortalidad, y de recuerdo. Y en esta labor uno se indemniza y se despide, se ve a sí mismo como entero, y coherente. Pero cuando al fin encuentra las palabras que definen su historia, se termina lo placentero del cuento, como si se hubiese llegado al final del viaje. Entonces se percibe un extraño caminar en círculos, hacia adentro. Uno busca, y esta búsqueda es en sí misma el destino y el fin pretendido. Este es el caminar que insufla oxígeno vital a la propia existencia. Pero es un caminar peligroso, donde los avatares del trayecto nos desalientan, nos agobian y nos distraen de la vana tarea de entendernos. La transgresión nos vivifica y nos permite el retorno. Retornar se transforma en una empresa venturosa, y el reencuentro, en un milagro. Yo lo sé, porque estoy en medio del océano, y las influencias culturales están tan lejos, como los continentes. Lo sé, porque observo con preocupación tanto desatino, y llevo en la mirada la conspiración de siglos descreyendo de los elogios. Lo sé, porque cada infierno estuvo inexorablemente precedido por un amor, de profecía eterna. Pero lo que he descubierto, es que cada respuesta me multiplica las preguntas, y que la sabiduría es, ni más ni menos, que la consciencia de lo que se ignora. Por esto mi voluntad es permisiva, y mi tolerancia, casi una virtud. Sé que he sido importante y hasta necesario para alguna gente, y que en algún momento cambié de planeta. Pero no he muerto. Pienso en los retornos que se desdibujan de espectacularidad para sentirse como hechos cotidianos. Al fin y al cabo uno vive regresando siempre de alguna parte. Casi podría asegurar que la vida misma es un continuo retorno, una infinita vuelta a casa. Uno afina el olfato para percibir nuevas fragancias, y lo que perfecciona es la memoria de los olores desagradables. Tener “calle” se transforma en un abultado libro de estrategias para la supervivencia. Y los aromas esperados?, el descubrimiento de lo bueno?, la necesidad de lo agradable?, dónde se esconde la ingenuidad por lo deseado?. Un día nos descubrimos rescatándonos del desaliento y nos preguntamos: “a quien salvamos?”. Alguien nos dice que somos mejor persona de lo que nosotros mismos creemos y nos preguntamos: “de quién está hablando?”. Y nos damos cuenta que hasta nosotros somos una sorpresa para nosotros. Y nos amigamos hacia adentro, descubriendo cataclismos imposibles, reconociendo terrenos desbastados. Y no nos ofende reencontrarnos, casi diría que se nos hace una alegría cotidiana despertarnos. Sabemos que somos veteranos de una guerra que no se libró en ninguna parte, y a veces, como para no olvidarnos de la historia, sutilmente... rengueamos. GAF Primavera /94
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Verano Brisas
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