Saludo uno
Publicado en Jan 04, 2010
Cuando el heroíco
el pundonoroso general de la nación fue sospechado de cometer un ilícito de no sé que cuenta en un banco del extranjero pero ante todo occidental y cristiano y de no sé cuál de sus dos manos en la lata indignado pronunció un encendido discurso: el alegato emocionado del honor incuestionable del soldado inmaculado y dos lágrimas rodaron por sus mejillas con fanfarria incluída dos lagrimones con marciales sones como amanerados leones dos lagrimones como ríos marrones cubriendo de gloria sus mejillas de mierda.
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Gustavo Silva
Un abrazo grande!
Eduardo Fabio Asis