Detonan sobre mí noches de insomnio
mientras exploro el lado vacío de la cama.
Te fuiste y te llevaste tu aromado talle
dejando apenas algunos símbolos de tu frescura.
Yo te busqué entre las sílabas
que acompañaron a tu despedida.
La almohada aún guarda algunos de tus cabellos
y tu olor cubre mi piel continuamente.
En tu cuerpo me había compaginado y era página
y nos calentabamos de los fríos más mundanos.
Eras testigo de mis fiebres y cegueras:
Más nos amabamos con grande cohesión.
Frecuentemente nos dormíamos mirándonos
y despertabamos en la misma sonrisa.
Ahora sólo quedan expresiones de tu esencia
que, poco a poco, se me harán impalpables.
Has decidido ser reminiscencia
y colocarme en el lugar de tus recuerdos.