Pasa el viento recostando la hierba.
Paso yo rebozando mis lágrimas.
Mi cara es un reflejo de mi alma pequeña.
Mi alma es un espejo hueco y fantasmal
rota por adioses incondicionales.
Sudo mis emotivas debilidades.
Hoy no comprendo dilema alguno.
Mi mente se ha cegado a pensar.
Voy caminando en un momento inestable.
Voy como borrado en el tiempo presente.
Me recorren pasiones inescrupulosas
que se alojan en mis lentas estructuras.
Peleé batallas en el tiempo oxidadas.
Me volví ruina en mi constante desenfreno.
Fuí presa del beso de la mujer ingrata
y de la concupiscencia de las hembras malas.
Mi yo se volvió brutal y displiciente.
Mientras las cínicas gozaban en mis adversidades.
Ahora tengo solos en mi memoria
y camino a destruirme entre tiempo y olvido.