El asceta ha terminado su cena,
se pierde entre bosques constelados.
Va tranquilamente en su persona,
va suavizado en sus meditaciones.
No piensa en ataques sorpresivos
ni que camina por ruta de sicarios.
El asceta se adentra en sus sienes tardías:
Va entre lo negado y lejos de lo negro.
Camina sobre su virtuosismo
y no quiere saber de parafernalias:
Se ha destruído hasta ser un elemento simple.
Y ha enclavado su claustro entre las ramas.
Vive con el olvido de los pájaros
y lejos de los desquiciados e inicuos.
El asceta es un ser que se acerca a la nada
lleno de secretos y de sabiduría.