Hoy la muerte poseyó mi cuerpo.
¿Quién lo diría?
En muchas formas lo esperaba, total, 
Un cuerpo errante, alma condenada,
En espera, larga por cierto...

Intentando desprenderme del tiempo,
Dejando mi cuerpo inconsciente a merced de mi cabeza que se moldea a través de miradas y gestos ajenos.
Como a su presa, atacó mi corazón,
Prohibió al aire la entrada,
Se detuvo todo…

Que débil y patético es este cuerpo,
Esta vida de paso, 
Puerto de un marinero, un marinero por puertos…

Sonrió por sonreír, hablo por hablar,
Tejo trajes y telones para cada ocasión,
Adaptándome al medio, sin forma, como el agua,
Es simplemente aburrido.

A medida se acercan espectadores distintos,
Miran a través de los telones y las mascaras,
Se encuentran con mis ojos,
Lo único que hacen es herir, irse sin un Adiós.

Yo sigo aquí, y seguiré,
Caminando hacia un destino un tanto lejos, pero cada vez más cerca,
De pie, diferente, indiferente,
No puedo ser quien soy, 
Lo poco que he demostrado y han incinerado mi poca libertad,
Poco he mostrado y temen ante alguien como yo…

Así es, Así será…
Hoy muerte, te convertiste en mi amante por algunos minutos,
Volverás cada vez que te venga en ganas un capricho con mi cuerpo,
Pero jamás me tomaras por completa…