Fue una noche de diciembre tan fría como la soledad, una llamada termino con una vida llena de experiencia y alegría sin fin, una vida dedicada con buenos propósitos y muy querida, esa llamada tal vez nunca debió ser, pero ahora no hay marcha atrás, pues descansas tranquilamente, sin preocupación ni dolor, sin embargo yo estoy aquí junto a ti, viendo tu cuerpo sin vida, sin señal alguna de sentirme, sin la sonrisa con la que siempre me recibías, no soporto,  lloro y mis piernas  parecen llevarse bien con el frio pues tiemblan sin cesar, siento que mi alma se quiebra  mi ser llora junto a tu pasado, todo un mundo de lindas historias, sabios consejos, de peleas ganadas, de triunfos logrados yace contigo en el frio ataúd, nunca sabrás el dolor que sentimos, ni la mucha falta que nos harás y que en estos momentos ya lo haces, un suspiro se escaba de mi acompañado de un débil latido de mi corazón, y en el suspiro va mi compromiso, el compromiso de ser el que cuide de ti y de  tu cuerpo,  seré el protector de tu tumba,  el que vela  tu sueño,  el guarda de tu alma,  y el que haga eterno tu recuerdo,  seré pues  yo quien cada diciembre traiga más presente tu recuerdo  tus sonrisas y tu cariño, seré yo quien vigile que tu memoria no quede en el pasado, cuidare tu recuerdo hasta mi último aliento,  hasta que el cansancio le gane a mi vida.
Seré pues….
 Tu eterno guardián.