NERÓN
Publicado en Apr 28, 2009
NERÓN
Agripina no paraba en su deseo de hacer danzar las saltatrices al ritmo de la música imperial. El viejo Claudio miraba aquella farsa con ojos estáticos, como clavado en el trono. Británico había perdido la posibilidad de ser coronado emperador, no obstante los esfuerzos de su padre. Fue así com tú, Lucio Dionicio Enobarbo, cuyos vicios y excentricidades fueron más producto de la época que vocación personal, te viste llevado a la suprema jerarquía en medio de innumerables intrigas, por los designios maternos. Desoíste los consejos de tu preceptor mostrando más amor hacia la plástica que hacia las artes e la guerra, más afinidad con la tragedia helénica que con el teatro de los acontecimientos, más sensibilidad por el canto de las sirenas que por el tétrico alarido de los moribundos. Gobernaste con relativa eficacia sobre ese nido de víboras, mejor que Calígula y Tiberio. Lloraste desconsoladamente cuando el incendio de Roma, pero la calumnia prosperó con el naciente cristianismo, dejándote marcado ante la historia como un ente feminoide, endemoniado y pirómano. Hoy que los ánimos caldean en otras latitudes miramos tu decadencia con mayor serenidad, y comprendemos porqué mientras caías exclamaste desgonzado de amargura: ¡Qué gran artista pìerde el mundo!
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jorge martin fontana