Cariacontecido me levanto: Es lunes y tiene sabor y olor a lunes.Despego mis párpados y dibujo algo con la mayonesa usando mis dedos índices mientras me preparo un bocadillo. La tetera hierve hasta el fanatismo y hunde y saca su trompa metálica y se me antoja un elefante inglés.Quisiera tener influenza y evitar la rutina y quedarme en cama, o que mis colmillos sangraran al rotar mis premolares y siento envidia de las mujeres embarazadas.Toco mis encías y me siento irracional: El día me trae con los primeros pájaros la invitación a repetirlo. Las cosas hacen su salutación al alba y las presiento obligadas a hacerlo. Sobre el cielo semioscuro hay un cosmos siempre negro y observante que toma nota del detalle más mínimo.El sol es sagaz comisario que no permite huída o evasión.Entro en mi ropa y ella nada y reverbera en mi piel.
Hay algo adánico en mi sabor a arcilla.Las paredes son leñozas y parece que exudaran pegamento y mugre: Las paredes tienen la flacides de una nonagenaria que se aterroriza ante las cirugías.El reloj arremete con su lanza, suenan a la vez el cucú y el campanario. Yo trato de retardarme pero la hora se recorta ante mí y susurra amenazas.Enciendo la valentía de mis átomos y me arrojo a la calle y al odioso careo mientras los prójimos van atrapados junto conmigo.No hay remolino alguno que me refresque o bebedero del que tome energías, es la vida que deja su pareo y lleva al trabajo y al padecer a mis congéneres. Se yerguen los mismos letreros y edificios y circulan salvadores, suicidas y padres incestuosos.