Como Cuando el Vivia
Publicado en Apr 29, 2009
La idea de caminar por las noches a eso de las once p.m., se lo debo en gran parte a
Lucy ¡mí querida Lucy!, costumbre que ella tomó desde el día en que nos casamos. Nunca me molestó la idea, pero ahora, desde hace un par de años, quisiera preguntarle ¿él por que de los paseos?. -Los paseos eran de una duración que lo marcaba su esposa y por todos esos años, siempre tuvo un tema de conversación diferente y que daba como para que él siempre le prestara toda su atención, y ahora mirando la bahía con sus luces y barcos anclados, le venía esa pregunta que ojala pudiera darle una respuesta.- ¡No sé por que nunca le pregunte!, si era algo tan sencillo ¡y más yo! sabiendo que ella con la dulzura que le caracteriza. me podía propinar esa respuesta…quizás halla sido por el hecho de que en esos momentos… no era necesario el preguntar dudas, las cuales no ocurrían, más por el solo hecho de estar juntos y de ser tan amenas las caminatas que había poco de que dudar…y la comunicación siempre fue tan fluida para nosotros, que nunca tuvimos secretos. -Sacó de un bolsillo interior de su chaquetón un estuche y de él extrajo una pipa la cual llenó con tabaco, lo apretó con el dedo pulgar derecho y de un bolsillo exterior saco un encendedor de color metálico gastado en su pintura-. He tenido este encendedor desde el día de nuestro primer aniversario, esta gastado pero lo he cuidado como uno de los tesoros más grandes de mi matrimonio, por el hecho de que fue del abuelo de mi suegro y luego de este, es toda una reliquia y como tal, lo he sabido respetar como regalo en dedicación, y fue justamente en este lugar en el que ella me hizo este presente. Recuerdo cuando ella esa noche me dijo que cuando pasáramos de vuelta frente del cementerio debía yo apagar la pipa por respeto al Neblinero…¡¡como era la historia que ella decía y que repetía desde que su abuelo se la había contado...a ver…mmm...era algo de que el Neblinero había sido el primer panteonero del cementerio y que cuando él falleció fue idea de sus hijos el de enterrarlo en el cementerio de Limache, que dista unos cincuenta kilómetros Valparaiso ciudad en la que él había nacido, y este panteonero conocía cada lapida del cementerio y a quienes las visitaban cada fin de semana a quienes solo el día primero de noviembre y a quienes habían pasado a formar la lista de los ausentes, quienes no recibían visitas, pero el se las arreglaba para limpiarlos a cada uno de ellos y compartir flores de los visitados pidiendo el permiso correspondiente del que yacía bajo lapida. En primeras instancias, esto al saberse incomodo a los deudos visitadores pero comprendiendo la caridad sin prejuicios del panteonero es que todo quedó como acto de buena Fe, y fue apodado el “Neblinero” por que acostumbraba el caminar por las noches, acompañado de una viejo foco a petróleo que desprendía grandes destellos, especiales para las noches oscuras de neblina o borrasca, quienes vivían en lo alto de los cerros circundantes al cementerio y lo habían visto en las oscuras noches, decían que era como un fantasma, y que ese recorrido lo hacia para despertar a los muerto y avisarles que podían levantarse a caminar y que dejaba la puerta entreabierta del cementerio por la salida que da al sur para que los penitentes pudieran terminar con lo inconcluso y así descansar en paz. Bueno ahora que lo recuerdo mejor eso de no fumar frente del cementerio era por que el humo del tabaco encendido molestaba al Neblinero por que eso distraía a los penitentes y perdían el rumbo a causa del destello de vapor mezclado con el humo el cual uno exhalaba al fumar, por que en cada exhalación uno esta botando líneas espirituales de vida, aparte de todo el respeto que incluye él viaje que ha de hacer el Neblinero desde el cementerio de Limache para despertar a los muertos acá en Valparaíso. Desde que estoy sin Lucy solo saco el estuche, lleno la pipa, luego saco el encendedor ¡pero no puedo encenderlo!…quizás por que al mirar el encendedor comienzo a abrir puertas y estas me van llevando por caminos del recuerdo. Al igual que cuando estaba mi Lucy, siempre en cada noche de paseo hay algo diferente y esta noche no ha sido la excepción, la extraño en la parte viva de un ser un humano, por que en la parte espiritual tengo tanto para recordarla y para buscar tantas preguntas sin respuestas que eso es lo apasionante de habernos entregado toda una vida…el accidente fue algo tan inesperado no sé si me he sobrepuesto al destino y el querer aceptar el no encontrarla, por que todos los que hemos pasado por este trance nos cuesta tanto el de aceptar la muerte y comenzamos a buscar repuestas que no las tienen, caminos que ya se han cerrado y puertas que deben ser abiertas por otros, para poder salir a buscar respuestas por que somos débiles e indefensos en nuestra más mínima naturaleza, aunque digan que en cada uno de nosotros hay poderes sobrenaturales para cada situación, pero eso depende de cada individuo de como quiera recuperarse. Siempre estoy pensando que he de encontrar a Lucy a la vuelta de una esquina, de las calles que recorro entre las once y las doce de la noche, nunca me quedo mas tiempo en la calle, por que no le veo nada atractivo como para hacerlo, así es que me voy a refugiar temprano a las doce de la noche. Me han recomendado que es mejor que deje de buscar respuesta y solo me deje llevar por mi espíritu para poder encontrar esa paz ,que aunque la necesito, me niego el hacerla parte de mí, por que ella, mí Lucy, si era parte de mí, éramos el uno para el otro. Veníamos del campo aquella noche del accidente cerca de las ocho y treinta p.m., y Lucy me decía que me apresurara pero con cuidado para poder dar nuestro paseo de las once de la noche y en la curva de la virgen de Tabolango se cruzó una vaca en el camino y al tratar de esquivarla nos fuimos por una pendiente que no muy sinuosa le dio mucha velocidad al vehículo y terminó deteniéndonos bruscamente un sauce junto al río… en el instante solo vi muchas luces a mí alrededor y cientos de voces como en desesperación que me confundían y perdí la noción, pero una suave y dulce voz logre escuchar entre tantas cosas atontándome… Del accidente solo ese recuerdo tengo, pero Lucy es siempre lo primordial, sé que ella está ahí, si quiero puedo comunicarme con ella, pero perdería tantos derechos y libertades arriesgando a la incredulidad y la desconfianza, estamos como separados por un espejo, por el cual yo podría verla si deseo atravesar, pero creo que seria demasiado cruel para mi espíritu. ¡Hola Lucy! ¡Hola Mamá! Lucy, hija mía, no se por que pero hoy te ves distinta, y perdóname que te lo diga en este día, y al fijarme un poco más recuerdo ese vestido pero no se de hace cuanto tiempo atrás, ¡creo no estar equivocada!. No, no estas equivocada, es del día en que cumplí un año de aniversario con Carlos, y como hoy me acompañaras al cementerio a verlo, quiero que sea algo tan especial, como todos los días como “Cuando el vivía”. Como Cuando el Vivía Emile Duboisse 2006-2007
Página 1 / 1
|
Luis Pablo Henriquez Lobos