Arraigado en lo manso
Publicado en Jan 18, 2010
Nací arraigado en lo manso
pero la vida me volvió áspero y atrevido. Fui fontana de manos amigables, dí halagos al que nada merecía. Concedí honores luego de los desplantes. Cancelé disputas y vadeé desvaríos. Comprendí a quien no era mi hermano y a cada brusquedad opuse tolerancia. Pero me cansé de tolerar al tendencioso y de sonreirle a los aprovechados. Me construí una piedra por estrato y confronté la soberbia desde mi promontorio. Hoy soy severo ante el severo y mi mal humor es roca lapidaria.
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