Que se antoja prodigioso
Publicado en Jan 20, 2010
Bajo un cielo que se antoja prodigioso
vengo a buscar tu mirada cálida. Mis huesos se congelaron en lejanías. Se deshizo mi piel en vastas amarguras. El frío clavó en mi su inclemencia Y las nevadas socavaron mi pélvis. Existía yo en la distancia pura allá en los polos artrósicos y desérticos. Mas rompí pedernales e hice humo y viaje entre vahos y vahídos. Mis pasos se habían hecho angostos y la inquietud me llenaba las manos. Viví mil veces cien centurias de hórridas distancias desoladas. Pero hoy llego hasta tu sangre y busco el renacer en tus pupilas.
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