Sentado sobre montes luctuosos
siento astillarse mi sórdido pasado.
Asqueado estoy de andar en lo pomposo
y de los acontecimientos rimbombantes.
He matado romances y sepultado díalogos
y llevado múltiples vidas a cuestas.
He sido incongruente y condenable
desde mi primera a mi última molécula.
Pero debo detener mis tradiciones
para entrar en tu mundo prolijo.
Debo acumular bondad en mi corazón
que se va adentrando en una purga.
Nacer para ti como el renuevo de una corola blanca.
Para poder detenerme en tus destellos
y acariciar tus cavidades coralinas.