HISTORIAS Y MÁS HISTORIAS
Publicado en Jan 23, 2010
Había escuchado esta frase desde pequeña: "No seas envidiosa", refiriéndose los padres a su hermana menor. Eliana creía que todo lo bueno le pasaba a su hermana Cecilia. Uno de sus amores se había fijado en ella. Los amantes eran consentidores, hasta el punto de regalarle los fines de semanas. El trabajo mejor remunerado lo poseía Cecilia. Así, podríamos mencionar una lista sobre las vivencias positivas que tanto deseaba.
Eliana era poco agraciada, su cuerpo había cambiado bastante, producto de la falta de motivación de agradar a un hombre. Separada hacía varios años, no había vuelto a experimentar el amor de pareja, ni había sentido las caricias en su cuerpo. No se sentía mujer, no se sentía viva. Tenía un hijo de treinta años que buscaba "afanosamente" un trabajo. Quería ejercer como ingeniero, después de haber estudiado técnico jurídico. "Cosas de la vida", se decía ella, protegiéndose de las diversas opiniones que sus amistades emitían sobre este hecho. Cecilia, en cambio, sin tener un cuerpo escultural, se dejaba llevar por las emociones y experiencias que le entregaba la vida. Se sentía feliz, aunque en el fondo de su alma, tenía el gran sueño de casarse y de ser madre, pero los años habían pasado tan aprisa, que sólo sería una quimera y no una realidad. Eliana, espiando a su hermana, la descubrió charlando con un hombre, totalmente desconocido para ella, y en la webcam compartían vivencias, piropos y un lenguaje osado, al momento de la intimidad Después de varias consultas indirectas a su hijo y amigos, logró comprender cómo podía crear una cuenta, cómo subir una fotografía al perfil, cómo buscar gente para conocer y se inscribió gratuitamente, como suelen ser estos sitios. Creó una mujer basada en la personalidad de Cecilia e ingresó la foto de la joven sobrina del sur de una vecina y la bautizó como "Fabiola27". Esperaba estar sola en su casa y se dirigía al computador. Allí, revisaba sus mails. Muchos jóvenes de distintos países y continentes, le escribían a esta morena, con el deseo de conocerla. Ella apelaba a que no tenía webcam (había aprendido que debía desconectarla para que no descubrieran su mentira) y pudo chatear directamente con varios de ellos. Algunos se aburrían al no tener respuestas concretas sobre la decisión de encontrarse en persona y dejaban de escribirle. Hubo días que no encontró mail alguno, pero seguía buscando y reía mientras inventaba sucesos vividos. Pero no importaba, Eliana estaba feliz con esta experiencia y tanto su hermana como su hijo, habían notado el cambio en ella. Al cabo de unos meses, Eliana comenzó a relatarle a sus vecinos lo que ella había visto "en el cable" (sus propias historias) y éstos le dieron la idea de que las escribiera. Ahora, Eliana se ha convertido en una escritora muy conocida y firma con el seudónimo de "Fabiola Fabiani".
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