EL AMOR Y EL DESAMOR EN INTERNET
Publicado en Jan 23, 2010
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Alejandra era una joven soñadora y amante de la justicia.  Se ufanaba de pertenecer al signo de libra, cuya balanza era imagen de su pensamiento idílico.
Le habían comentado de lo entretenido que era chatear por internet, donde la distancia y el tiempo se hacían eco del deseo de apaciguar la soledad física y espiritual.
Fue así que a comienzos del mes de Enero del año dos mil seis, conoció a un joven quien también era del signo de Libra y coincidentemente, había nacido justo un año antes.
Al principio, ella lo vio sólo como amigo, pero las técnicas de conquista de Marcelo tuvieron resultado y comenzaron un bello pololeo.
Él venía de una familia modesta, pero no era motivo para decirle "no" al amor.  Ella venía de una falta de amor paterno y de una madre luchadora cuyo carácter estaba marcado por el rol de muchas madres separadas (padre-madre).
Alejandra aprendía con esta relación lo que era el amor de pareja, a reir a carcajada y también a llorar por desilusiones y conflictos propios del mantener una relación.
Al cabo de un año, un catorce de Febrero del año dos mil siete, Marcelo le regaló una argolla de plata y le dijo a su futura suegra: "Cuando me case con Alejandra, le compraré una argolla de oro".  Su suegra le contestó: "Lo que importa es que sea entregada con el corazón".
Como toda joven pareja, la pasión se hizo verbo y se unieron en la complicidad de la noche, de la música y de las avecillas que descansaban su vuelo en la copa de un pino, vecino a la ventana de Alejandra.
Al paso de los meses, ella advirtió que un bebé venía en camino.   Marcelo no estaba feliz con esta noticia, pero asumió su responsabilidad y juntos comentaron lo acaecido a los padres de éste, quienes los apoyaron a pesar de la molestia que esto les ocasionó, pues Marcelo aún no terminaba la carrera universitaria.
La madre de Alejandra advirtió el embarazo pues notaba preocupada a su hija y fue de mentira a verdad, que sacó la información de su propia boca.
Graciela estaba feliz de ser abuela y no pensó en el prejuicio, en la inexperiencia de su hija, o en la falta de comprensión de Marcelo, sólo pensaba en ese bebito que venía en camino.
Cuando Alejandra tenía cuatro meses y medio, fue junto a su novio, para saber el sexo del bebé.  Allí, la noticia no fue positiva.  Al contrario, ese día el mundo cayó en los pies de Graciela y lloró como una  niña, mientras su hija la calmaba diciendo: "No llores mamita, en serio, yo lo presentía.  No sufras".
La bebita se había unido a Dios hacía cuatro días.   Esto lo superaron con la fe en  Dios, aunque Graciela continúa pensando que su hija no ha llorado lo suficiente para apagar la llama del dolor,  porque ha bloqueado sus emociones, hasta hoy.  Marcelo lloró por muchas horas.
Fue la ocasión para que apareciera la familia paterna de Alejandra y para que Graciela conociera a los padres de Marcelo: Carlos y Mónica.
Llegó un nuevo año y también una nueva vida.  Alejandra volvió a embarazarse.  El cómo, el motivo de esto, sólo lo podría relatar ella, pero es demasiado introvertida y es mejor que digamos que fue Dios quien quiso regalar bendiciones a su vida y a su familia.
Esta vez fue diferente, ya que Marcelo le dijo: "Yo no paso por lo mismo", dio la media vuelta y no volvió más.
Alejandra no contaba de su embarazo, pero Graciela advertía mucha tristeza en los ojos de su hija y había clara evidencia del rompimiento de la relación de pareja.
Nuevamente, de mentira a verdad, Graciela supo del bebé que crecía en el útero de la joven y la apoyó en esta nueva historia.  No fue fácil para ambas, porque Alejandra no quería hablar del tema, no disfrutaba de esta experiencia (por razones obvias), no deseaba comprar algo al bebé, etc.   En cambio Graciela, quería gritarle a todos que sería abuela e incluso no entendía la reacción negativa de su hija.  Tal vez ahora aprenda a entenderla mejor.
Al momento de inducir el aborto espontáneo de la bebita fallecida, Graciela había conocido a un médico ginecólogo con experiencia y fue él quien guió a Alejandra para que en el mes de Diciembre del año dos mil ocho, diera a luz por cesárea a un hermoso varoncito, a quien bautizaron como Jesús.  Por supuesto, la abuela ingresó  al parto e hizo compañía a su hija, mientras tomaba fotografías de tan hermoso evento.
A los cinco días de nacido, Graciela envió un mail a Carlos, el padre de Marcelo, que incluía fotos del miembro más joven de la familia.   Al día siguiente vinieron los abuelos del niño y Carlos, en especial, entregó un discurso de varios minutos, digno de una candidato presidencial: "Queremos ser parte de la vida de nuestro nieto, ojalá mi hijo se de cuenta de lo que ha hecho en no reconocer a su bebé y en no querer hablar del tema.   Si necesitan algo, lo que sea, por favor me lo piden.   Queremos ser abuelos presente, bla, bla, bla, etc."
Hubo intercambios de fotografías y el rompimiento de un adorno de la mesa del living, efectuado por la pequeña nieta de Carlos y Mónica.  Nada de importancia.
Alejandra recordó tantas promesas y le escribió un mail al abuelo paterno, pidiéndole ayuda en la compra de la leche, que era bastante cara.  Nunca respondieron.  No aparecieron más.
Para el mes de Agosto, en el Día del Niño, Alejandra recibía un llamado de la abuela paterna, diciendo que visitaría al bebé, luego cambiaría la fecha y no aparecerían sin explicación alguna.
Pero nada de esto tenía importancia, porque ésta es una de las tantas historias de internet, donde el tiempo no se detiene.  Jesús tiene nueve meses y regala alegría, amor y una sonrisa que contagia al más enfermo, para ser sanado.
Es la vida la que se encarga de poner las piezas del rompecabezas en un orden perfecto.  Cada uno de los personajes de esta historia vivirá las consecuencias de sus actos y tal vez, hasta puedan arrepentirse y solicitar perdón a Dios y a quienes han dañado.
Los que pueden disfrutar de Jesús, están ciertos que no es necesario de una prueba de paternidad ni de una pensión de alimentos, como se estila en estos casos.  No se puede obligar a amar, no se puede obligar a que alguien adulto sea responsable, si no lo aprendió a lo largo de su vida.
Llegará Navidad y la casa se llenará de alegría, porque un niño es una luz en el camino de los adultos, un niño es la alegría del hogar, un niño es Dios hecho realidad.
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Descripción

Esta es la historia de mi nietecito, Jesús Darío... Mi hija ha sido muy valiente en vivirla... Espero que Dios le bendiga con un hombre, pero un hombre con "h"... un hombre de verdad... con valores y sentimientos... que sólo Dios sabe entregar...

Palabras Clave: Amor desamor mentiras deslealtad hombre hijo Dios familia

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales


Creditos: Antonia París

Derechos de Autor: Reservados


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Antonia Pars

Letra, para mi también un niño es una bendición de Dios y más que eso, es una infinita alegría...
Nunca entenderé a su padre, porque no lo conoce... y no sabe lo que se está perdiendo... No tendrá otra oportunidad, después del arrepentimiento, de volver atrás el tiempo... para disfrutar de este pequeñito ser que ya tiene un año y un mes...
La foto que coloqué es de mi nietecito... la tomé yo...
Bueno, no conozco tu historia personal, pero ya vendrán tus hijos... No pierdas la fe...
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January 23, 2010
 

letra

Antonia, comparto tus ideas, un niño es una bendición de Dios. Pobre él que no lo aprecie, tendra que esperar otra vida (larguísima) para hacerlo. Un niño es alegría, retozo, futuro cómo podemos ignorarlos. Yo no los tengo y cuanto lloro por ello............................................................... besosssssssssss letra
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January 23, 2010
 

Antonia Pars

Sí, me parece acertado tu comentario... Ahí van explícitas mis emociones... y cuando lo leo, aún me duele el alma... Es que soy muy leona con mis tres hijos... Cuando ellos sufren... yo sufro...
Pero puedes darme tus comentarios, no me molestará, o lo puedes enviar a:
astrid.gonil@gmail.com
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January 23, 2010
 

Guillermo Capece

Muy bueno, aunque no este de acuerdo con algunas de las opiniones que viertes en el relato; pero no me corresponde hacer una critica de "contenidos", porque el cuento es tuyo, y no se pueden discutirlos. Si no tendrias que hacer un cuento a gusto del que critica, y eso es imposible. El cuento se arma segun la sensibilidad y criterio del que escribe.
Saludos desde Buenos Aires
Guillermo
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January 23, 2010
 

Antonia Pars

Entiendo tus palabras... Así viví la historia... Así la escribí...

Ha pasado el tiempo, cuatro años y diez meses, para ser exacto... y el padre aún no conoce al niño...

Po otro lado... agradezco a Dios por su llegada... porque es uno de mis pilares... es una parte de mi corazón y la alegría de mi hogar...

Bendiciones


NOTA: Estuve alejada de Textale... pero no de las letras.. por ende, no había contestado este comentario
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October 13, 2012

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