Los vientos se encuentran y se adversan:
Son contrarios y andan enfadados.
Se reordenan en el sur y en el norte
para enfrentarse sobre las pendientes.
Los vientos andan en pendencias y vanidades
y se alteran al más mínimo grito.
Se muestran sus armas invisibles.
Se insultan claramente y sin ambajes.
Yo veo su proceder temible
y huyo del encuentro grave.
Parecen dos grandes inquietudes
que se demolerán ante mis anteojos.
Parten sin dudar a la conflagración
mientras me sostengo en mis pies de huraño.
Tiemblo si algún silbido me persigue
cuando la batahola inicia sus hachazos.
Me escondo entre las piedras asentadas
y esquivo todo atisbo de lo que parezca conflicto.