Cuando a una persona le comenta a otra sobre la posibilidad de realizar un Curso frances lo más probable es que siente cierto recelo, y más aún, si se lo invita a participar de un Curso intensivo de la misma lengua; pero eso claro, se refiere como a muchas otras cosas, en gran parte al desconocimiento o la ignorancia. El prejuicio también juega un papel importante, ya que mucha gente cree que es tan complicado como el alemán o el chino mandarín, lo cual puede ser algo cierto es una lengua que no es tan rudimentaria como el inglés, pero permite por esto mismo una variación de las expresiones que la vuelve en la más expresiva a la hora de componer canciones o escribir sonetos.
Un curso de lengua francesa, ofrece la posibilidad de manejar la que es conocida mundialmente como la lengua del amor, tiene tanta musicalidad y verbalización, que queda claro porque tanta gente muere por aprender este intrincado idioma. Aunque, claro está, si el curso es bueno, está acompañado por buen material bibliográfico y seguimiento docente, estas complicaciones se reducen al mínimo. Y que son complicaciones, al lado del placer de progresar y alimentar los conocimientos que poseemos sobre el mundo en el que vivimos.
La lengua francesa, lengua romance por excelencia, es una de las más antiguas, y sobre todo, la que menos modificaciones ha sufrido con el pasar de los siglos. Sutil como pocas, su acentuación es diferente a sus primas romances, el portugués, italiano y el castellano, cuyo aprendizaje previo o posterior puede simplificar al cursado y el aprendizaje de la lengua. La literatura francesa, expone en todo su esplendor, los matices y colores de un idioma tan seductor como misterioso, tan lleno de imágenes como pocos.
Recorrer Francia, sabiendo el idioma, permite conocer mucho más que los encantos turísticos tradicionales, sino también apreciar las sutilezas idiomáticas y casi cromáticas que recorren al país. Permite disfrutar de un viaje no solo a nivel de lo que se ve, sino también a un nivel más sensorial, con los oídos y el paladar también: platos y nombres de vinos ya no serán un misterio indescifrable para usted. Recorra el país como un verdadero experto y con una soltura impensada, nada como saber exactamente que decir para pedir direcciones o ubicar algún espacio de interés: no dependerá más de pesados diccionarios o traducciones poco fiables que realice su ordenador, ahora el cielo puede ser su único límite.