En los tiempos donde las distancias se han acortado, no solo por medios electrónicos, sino porque los medios de transporte han mejorado increíblemente, todo ha cambiado, desde el modo de ver los tiempos, hasta la manera de concebir la educación formal.
Hasta hace no mucho tiempo, el estudiar un idioma implicaba anotarse en costosas academias, que solo ofrecían en un horario limitado, una versión parcializada y filtrada previamente, de lo que es considerado necesario para aprender un idioma en particular. Un material limitante, ya que solo se trabaja en dos o tres horas, y lo que el alumno pueda hacer en su hogar.
Pero, qué tal si los tiempos que corren han cambiado eso, que tal si estudiar  un idioma ahora implique empaparse, sumergirse en toda la cultura que rodea el idioma, no solo tal o cual conjugación verbal o pronunciación correcta, o el participio aquel. Qué tal si ahora se pudiera vivir el lenguaje extranjero. Qué tal si le ofrecieran la posibilidad de no ser un estudiante de idioma y nada más, que tal si pudiera ser un estudioso de a cultura y el quehacer cotidiano del idioma que desea incorporar a su bagaje cultural.
Por ejemplo, porque no participar de cursos aleman en alemania , con toda la cultura alemana a nuestro alrededor, cursos de semanas de duración intensivos o más prolongados y distendidos, para poder aprovechar los tiempos libres y recorrer, conocer, hacer nuevos amigos, tomarse una deliciosa cerveza alemana y comer un Frankfruter. Alojarse con una familia alemana forma parte de la experiencia y la enriquece aun más, pudiendo incorporar a lo académico lo de nivel más vivencial. Recorra los fríos paisajes, tan llenos de magia, los sectores más antiguos de la reconstruida ciudad, conocer al pueblo que se reinvento después de la guerra, visitar los rincones que quedaron en los anales de la historia, marcando un antes y un después.
Si lo suyo es el inglés, como rechazar la posibilidad de estudiar ingles canada , recorriendo el segundo país más grande del globo y el más grande de su continente, perderse en sus enigmáticos bosques, tan llenos de flora y fauna autóctona, saborear el único jarabe de arce, tan particular como el resto de la gastronomía tradicional del enorme país de Canadá. Dejarse caer por las grandes ciudades canadiense como Vancouver o Montreal y apreciar el diverso pero al mismo tiempo, similar estilo de vida americano/ canadiense.
Estudiar no tiene porque ser algo repetitivo o aburrido, eso, si usted lo decide.