Vino sin alcohol
Publicado en Jan 28, 2010
Al pan, pan y al vino, vino. Muchas personas habituadas a beber un buen vaso de vino en una cena huyen despavoridos ante la idea de tomarlo sin alcohol. El vino por tradición tiene una graduación alcohólica que normalmente es del 7% al 14%, ésta depende de la uva utilizada para su proceso de elaboración. Esta característica está asociada con una serie de emociones que acompañó la mesa de numerosas comunidades durante milenios. El divertimento, la seducción, el sentimiento de pertenencia, estuvieron siempre asociadas al alcohol y al sabor del vino.
Es por ello que el rechazo generalizado al vino sin alcohol tiene más que ver con una cuestión casi romántica que a nuestro paladar, que por cierto, podemos engañar gracias a la tecnología y al conocimiento de los enólogos. La tradición de tomar vino, como toda tradición, tiene variantes y no por ello atenta contra la misma. El hecho es que el vino sin alcohol no pierde el gusto característico de esta bebida, sino que además resulta accesible a aquellos que por cuestiones de salud, estéticas o religiosas, no pueden tomarlo elaborado de la manera tradicional. Esta opción está cada vez más contemplada por los productores de vinos, ya que se encuentran con una demanda creciente. La compra de vino sin alcohol es un hecho en el mercado actual difícil de ignorar y una demanda a satisfacer. Lo atractivo de este vino es que posee una graduación alcohólica mínima, muchísimo menor al 0.5 %, por lo que las posibilidades de embriagarse son casi imposibles. Además el contenido calórico es tan bajo que es posible “salirse” de la dieta sin sentir culpa. La idea de compartir un buen vino con amigos o con una pareja no tiene porqué estar asociado a la ebriedad, podemos disfrutarlo también con vino sin alcohol.
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