Caracola varada sin tiempo
sueña manos que la sostienen,
que curiosas raptan su historia
decorando ciertos ambientes,
fastidiando pies elegantes.
Obstinada en contar las olas
y atreverse a capitular si mareas
vienen por todo
y entregar su preciado tesoro,
el secreto de vernos de nuevo
despues del derrumbe,
fugados a un limbo lejano
de las inclemencias y los comentarios,
sin nada ni nadie estrujando
el libreto pautado que bien nos salteamos
para la victoria del cuerpo
que ya desatado se azota sin frenos
camino al calvario
y brama estridente con fe adolescente
su credo informal,
en una playita que hicimos tan nuestra
y tan sola,
como la triunfal caracola
que aun atesora caliente la fiebre
y no teme raptores en ciernes.