A la caza del camahueto gigante
Publicado en Feb 03, 2010
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A LA CAZA DEL CAMAHUETO GIGANTE
Los bosques de araucarias del alto Bío Bío, cubiertos por la nieve del invierno cordillerano, apenas dejaban ver sus altas copas, extendidas sobre la inmensidad del bosque milenario, cuando  se  divisaron  las siluetas de siete guerreros mapuches que avanzaban sigilosamente entre la densa niebla matutina.
-Quizás es demasiado tarde para ver a una de estas bestias, deben salir a merodear durante la noche susurró Calfucura, rompiendo el silencio de la avanzada.
-Estos animales son distintos respondió secamente Leftaru
- Pero sería mejor buscarlos en la noche, el brillo de su cuerno nos podría ser de gran ayuda.insistió el joven cona proveniente del Lago Calafquén.
-La noche siempre es oscura para ellos y para nosotros.
- Los que le han visto dicen que son casi ciegos, ¿Qué piensas tú?
Leftaru no respondió y llevándose el índice a los labios le solicitó  mantenerse en absoluto silencio. . .Parece que escuché algo.
Muy pocos en la comunidad estaban de acuerdo con esta expedición: desde tiempos inmemoriales se sabía que los camahuetos eran animales salvajes de mucho poder. Según los antiguos, nacían a partir de un trozo de cuerno de camahueto muerto  enterrado, a propósito, en las montañas más escarpadas. Se desarrollaban lentamente bajo la tierra o en lagunas profundas y tenebrosas; después de veinticinco años surgían espontáneamente de sus madrigueras subterráneas, envueltos en una nube de polvo  mágico. Eran una mixtura de ternero y búfalo,  con tres cuernos en la cabeza. La verdadera fuente de su prodigio estaba en el cuerno central que era muy preciado entre los conocedores de la magia, porque servía para elaborar pociones y conjuros. También se aprovechaba su carne que según decían fortalecía a los hombres débiles o enfermos y su sangre negra, que al beberse hervida, otorgaba una fuerza extraordinaria a los jóvenes o tornaba valerosos a los cobardes; incluso, las mujeres codiciaban su pelaje bellísimo, con el cual se podían confeccionar los trajes más finos y abrigadores. Estos seres eran el misterio más recóndito del universo mapuche, emergían de la tierra las noches tormentosas, y desde ese momento sus naturalezas primitivas sentían el incontenible deseo de galopar velozmente hacia el mar, guiados por un enigmático instinto, con brutal fuerza y espíritu indomable, arrasaban con todo por delante. En su carrera hacia el océano, causaban los más violentos sismos y derrumbes. Estimándose que el origen de  todos los caudalosos ríos y acantilados estaba en el choque de su cuerno con el suelo, surcando la tierra como un arado colosal e indiferente.
El abuelo estaba molesto con Leftaru, Pali, su nieto, el pequeño guerrero de diez años no debía ser parte de los cazadores. Pero Leftaru se mantuvo inconmovible.
-Pali algún día será el líder de la comunidad decía con los ojos iluminados de orgullo, debe aprender a enfrentar estos peligros. . . y quizás algunos peores.
-¿Y si le ocurre algo?
-Si le ocurre algo, significará que no era el indicado para dirigir a sus hermanos de raza.
Pero el abuelo no podía estar tranquilo, recordaba que en sus niñez sus padres le habían confidenciado que el camahueto era prácticamente invencible y que sólo un brujo, un hechicero con poderes sobrenaturales podía domarlo utilizando un lazo de sargazos y cortarle el cuerno con un cuchillo de pedernal volcánico. Los antiguos siempre habían invocado a estos señores del inframundo para derrotar a los camahuetos.   
   Sin embargo, Leftaru estaba decidido a capturar a uno de estos animales, más aún, no buscaba a cualquiera de ellos, sino al  macho líder de la manada, el camahueto gigante. No lo hacía por razones espirituales o de orgullo personal, en realidad,  lo impulsaba el sentido práctico: los novecientos kilos de carne que se podrían obtener de su cuerpo faenado serían la salvación para su  comunidad, amenazada por un invierno interminable.
Pero la bestia era escurridiza y siempre estaba atenta a los movimientos humanos.Leftaru no pudo avizorarla ese día ni tampoco los tres días siguientes. El cuarto día fue diferente. Era la hora de atardecer cuando se toparon frente a frente con el gran macho, éste se había alejado de la manada y parecía tan sorprendido como sus celadores cuando se enfrentó a ellos.
Arrójenle las lanzas alcanzó a gritar Leftaru
Calfucura y su hermano Antinao lanzaron sus jabalinas de coligue, acertando en los cuartos traseros del camahueto pero este apenas se conmovió.
Leftaru corrió cuarenta y cinco metros antes de arrojar su lanza con todas sus fuerzas la que cayó en el cuello del cuadrúpedo que pese a todo no cayó.
El animal corrió a ocultarse en un lecho de helechos de hojas inmensas pero su enorme cuerpo se lo impidió y cayó en una hondonada cenagosa mientras la manada de casi mil camahuetos observaban paralogizados. Los guerreros rodearon al animal y luego de agotar sus lanzas, cargaron sus boleadoras, dejando caer sobre él una atronadora lluvia de piedras, cubierto de sangre y moretones el camahueto pareció colapsar cuando los mapuches le golpeaban con enormes mazas, hasta que en un momento determinado el camahueto salió de su madriguera mortal y saltando sobre las cabezas de los cazadores embistió contra ellos con una fuerza increíble, espantados los hombres huyeron, corriendo  a toda velocidad , el único que se quedó fue Leftaru que recogiendo una enorme piedra filosa se  la tiró a los ojos del camahueto que por un momento se detuvo confundido y cegado. Pali que no había intervenido en el ataque comenzó a llorar y a clamar a gritos
-Papito Papito, regresa ese animal es demasiado grande, te va a matar.
Leftaru que parecía tan anonadado como el camahueto, corrió en busca de su hijo y ambos se ocultaron detrás de unos cipreses de vastas dimensiones.
Esperaron hasta que anocheciera para intentar huir; pero un búho bondadoso les advirtió que el camahueto aún merodeaba por el lugar.
-Ustedes no respetan las leyes del bosque, Su osadía puede ser su peor enemigo dijo con tono de reproche  la prodigiosa ave, famosa por su sabiduría.
- No nos impulsa la arrogancia, replicó Leftaru, mi comunidad está pasando  por una crisis, necesitamos la carne del camahueto gigante para enfrentar el invierno.
-Entonces deben implorar el favor de los espíritus
-¿Cómo?
- Deberías saberlo Leftaru, tal vez  si duermen un poco e intentan relajarse tendré tiempo para viajar a la caverna de un brujo y preguntar como se puede derrotar a este animal.
-Mi padre dijo que había una forma
- ¡Duerme Leftaru!, tú y tu Pali deben descansar yo les traeré la respuesta. . .Si es que la hay.
-Padre e hijo durmieron plácidamente ocultos en la oscuridad protectora de la noche.
  Despertaron con la primera luz del alba, el búho no estaba junto a ellos; pero en la mano derecha de Leftaru había una soga de sargazo verde, fuerte como un látigo.
Durante  el sueño, una voz cálida y amistosa le había confiado los detalles de su obsequio.
Este trozo de sargazo es tu vida y la vida de tu hijo, debes enlazarlo sobre el cuello  del camahueto al mismo tiempo que le clavas la lanza. No hay una segunda oportunidad,  lo harás cuando hayas vencido el temor. Es imposible le respondió Leftaru a la voz ¿Cómo voy a arrojarle la lanza al mismo tiempo que lo estrangulo con el lazo?
Nada es imposible. Le confidenció la voz. Para el amor no existe el temor ni la duda y nunca  habrá un amor más fuerte que el de un padre a su hijo.
Leftaru salió a la explanada para provocar la atención del camahueto gigante, éste casi de inmediato comenzó a correr destruyendo todo a su paso con su cuerno afilado. Leftaru sintió que le temblaban las piernas cuando el animal se acercaba haciendo el ruido de una jauría de leones.
-Aléjate Pali, aléjate.
-No te voy a dejar Papá
Justo en el momento en que la bestia caía sobre el pequeño y su padre ambos saltaron, cayendo sobre una acequia que corría junto a unos frondosos coihües, escondidos tras sus troncos observaron como el monstruo chocaba contra unas piedras, haciéndolas retumbar con horrísono.
-No es posible, está más allá de nuestras fuerzas.
- No te desalientes Papá debe tener un punto débil señaló Pali mientras acariciaba los brazos de su Padre.
Entonces el animal comenzó a olfatearlos en el aire y se acercó a los árboles para sacar de su refugio a los humanos que intentaban cazarlo Leftaru y Pali se vieron forzados a correr a campo abierto mientras el animal corría tras ellos con toda su furia. Se arrojaron al suelo cuando estaba a punto de darles alcance y  el camahueto saltó sobre sus cabezas pasando de largo y cayendo de bruces en una hondonada. Por un momento se sintieron a salvo pero el animal tenía una fuerza increíble y de un solo envión se volvió a poner de pie  para ir en busca de sus víctimas. Leftaru creyó desfallecer  cuando vio que su hijo se subía a su espalda gritando
-¡Ahora Papá con todas las fuerzas de los antepasados mapuches!.  
- El camahueto venía acercándose con los ojos inyectados de sangre  y babeando cuando Pali arrojó la lanza de su Padre en el mismo instante en que éste enlazaba al gigante que cayó sobre la tierra en un torbellino de silencioso estertor. Leftaru ya comenzaba a separar la piel del animal muerto cuando una partida de cazadores encabezados por el Abuelo llegaba para apoyar a los cazadores solitarios. A la mañana siguiente una sinfonía de kultrunes alegres recibió a los guerreros victoriosos, mientras una mujer de cabello negro al borde del lago Budi esperaba en silencio a los dos amores de su vida.
-Un día de estos ustedes dos me van a matar de un susto
-Leftaru que traía a Pali sobre sus hombres no atinó a decir nada y ante sus pies dejó la más maravillosa piel de camahueto 
¡Vas a ser la mujer más elegante de la tierra mapuche!
  
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Foto del autor pedro pablo gac becerra
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Descripción

es un relato fantstico basado en la mitologa del pueblo mapuche

Palabras Clave: Camahueto gigante

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fantasa



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