Los trenes se van con mis memorias.
Lanzo mis azoramientos al alba
y los recogen fríos guardavías.
No quiero saber más de tormentos
ni de relaciones ya aniquiladas.
Quiero arrebatar mi mente a las tristezas
y pulir y limpiar, una a una, mis ideas.
Ver lo fundamental con mis sentidos
y sentirme reflejado en la sonrisa del niño.
Alejarme de yermos y espigones
y creer que cada mañana traerá una maravilla.
Necesito creer en cosas ciertas y nuevas
para sacar mi alma de abismos y acantilados.
Necesito saber que vendrá a mí una diosa
que me dará caricias al soltarse el crepúsculo.