Extrañas en tu desvelo
mis manos dispuestas,
masaje alfarero que fue modelando
el crujir de tu cuerpo,
ayer perfumado, aceite esencial
y el cuarto un refugio para el sortilegio
de verte escurrida camino al altar.
Latíamos ciegos al nudo invisible
que ató la tormenta de un tiempo feroz
y fuimos destino, felíz correlato,
festejo en las horas del gris desencanto.
No fue columpiarnos el gesto mejor,
la dicha era envidia para los mediocres
y un frente que acecha jodiendo alegrías
buscó la venganza en el esplendor.
Extrañas en tu desvelo
mi abrazo furtivo, el caldo cultivo
que fragua en tu cuerpo, estigmas,memorias,
semillas en tu piel museo.