Genoma y feromonas: Mi flamante vaco
Publicado en Feb 04, 2010
Sin Isabel en el departamento, en pocos días todo estuvo patas arriba.
Me levantaba a hablarle a un espejo sin reflejo hecho con la voz del malogrado Tom Waits, mientras Reznor aullaba mi propio odio al oído con voz sintetizada, para aturdir esa balada triste de cartones de pizza que, vacíos, resonaban con cada una de mis patadas insomnes: todo elemento, el universo entero, había decidido venirse abajo para regar el piso del departamento; y una feta, ya hedionda y de algún fiambre imposible de identificar, apuntaba la misma página de un Zaratustra abandonado; en la tapa, un colgajo pendía del solemne bigote de foca del gran Federico; rascacielos de vasos y copas se alzaban sobre todos los platos, sobre huesos secos y cáscaras de frutas varias que se acumulaban en la bacha como invitando a dar alojo a toda alimaña en la cuadra. Mi flamante vacío. Era la primera vez en mi vida que vivía solo y no podía disfrutarlo; a punto de cumplir los treinta, me sentía viejo y me sentía harto. Los amigos no entendían aquel estado mío y ya no atendían mis llamadas. Sus mujeres, quizás atacadas por migrañas, los asustaban con la amenaza de que si no se tomaban toda la sopa, terminarían así, como yo, solos. Entonces, carraspeando esperaban a que terminara mi fugaz visita, y me fuera al mismo infierno de dos ambientes; sí; guardaban silencio aferrados a las faldas como a poderosos amuletos, escondidos tras el sentido a todo que saben ofrecernos las dichosas polleras. En eso yo ya estaba de vuelta... A la intemperie.
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inocencio rex
Roberto Langella de Reyes Pea
inocencio rex
está mas bueno tu comentario que el capitulo
Roberto Langella de Reyes Pea
Roberto Langella de Reyes Pea
El estado de ánimo a lo Tom Waits, aunque sea el disco de otro el que está sonando, es siempre marca registrada, completamente reconocible (para nos que escuchamos a Tom, porque somos tan cool); y ese abandono, terrible abandono de parte de los supuestos buenos amigos, que se establece cuando derrapás hacia la peor de las soledades que un tipo puede sufrir (a mi entender) cuando se produce la separación de la pareja, lamentablemente también conozco esa situación.
Es como si te echaran del "club de los tipos que tienen pareja", ¿no?, porque para algunos tener pareja es una condición social de status. Y tienen mujeres flaquitas, bonitas, lo más parecidas a Jeniffer Aniston que se pueda, quizás para poder sentirse una especia de Brad Pitt retro (porque a la Angelina, con su boca de vagina siliconada, ya no se la bancarían). Entonces, perdés a tu mujer, por la razón que fuera (salvo, quizás, la viudez) y, entre que te sentís un paria, tus sociles te refuerzan ese sentimiento, literalmente, tratándote como a un paria. Los mismos que te decían que a la próxima reunión vos no podías dejar de estar, entonces ya no te atienden al teléfono. Qué niños tontos solemos ser los adultos, por Dios. Qué kindergarden peligroso es a veces esta vida que construimos. Es la miseria de los sofisticados. Bueno, no sé cómo resolver este comentario. Seguimos.