El parsito se arrastra en su idolatra
Publicado en Feb 07, 2010
El parásito se arrastra en su idolatria:
Son dos ojos y una boca que ambiciona. Se deleita en sus delitos múltiples y puede acusar a más de un oficial. El parásito se hace un nombre diáfano pero come la cena del culpable. Es un ser ceñudo que se anuncia lleno de cuidos y de esparadrapos. Es un terremoto familiar y un alcahuete que huye a voluntad de los estrados. Huye de mazmorras y de ángeles y cree que la injusticia habrá de redimirlo
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