Pasen y vean.
Un país grande, también distante
de donde quieran,
hecho pure o guiso lentejas
que sobrevive no me pregunten.
Hay que vivirlo como un teatro
por bambalinas y en escenarios.
Lo fogonean para que arranque
pero su espíritu dista lucir permeable
al viento fácil
y a las caricias prefabricadas.
Pasen y vean.
Un país grande, vociferante
por donde quieran,
por los rincones donde basura
sobra por vicios de la limpieza
y una impostura que nos aterra
por el encono de las palabras,
puñales torpes como cadenas.
Ni otra alborada ni otro destino
habrán de saldar las cuentas.
Pasen y vean.
Este escozor hasta las piedras,
esta pregunta, un imposible,
esta grandeza que aún espera.